parte IV

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Nuestra primera vez (parte IV)

Todo olvidado, pero eso sí, quedamos con que no volvería a suceder ningún tipo de situación similar a la de aquella noche, o bueno, eso creí yo hasta que sucedió algo en la fiesta de Carolina.

<<Y si, nuestro mutuo desespero por el otro nos llevo a la cama, a un acto tan intimo como es combatir cuerpo a cuerpo entre un aura de gemidos desenfrenados y jadeos grotescos. Solo puedo decir que tanta satisfacción y dicha. Era tan exaltante y fascinante que desearía haber estado en esa situación toda la vida, desafortunadamente, ahora, me encuentro tras unas rejas de la Picota contando como fui capas de asesinar a alguien por mi puto miedo y, desespero por mi amor prohibido. Ella nos encontró, no debía permitir que se lo contara a mi familia, una relación así no les gustaría para nada, así que en un desespero agarre una varilla gruesa de bronce y la golpee con fuerza en la cabeza, me vestí, y hui de allí junto a mi amante, luego… luego las cámaras del coamorío corroboraron que fui yo quien salía por ultima vez de aquel cuarto antes de que la encontraran muerta. Me veo con una despiadada actitud corriendo con un descaro, junto con el arma homicida en mano. Pero en serio, no la quería matar, solo quería noquearla y escapar con mi amor prohibido a algún lugar en donde nadie nos conociera ni juzgaran nuestro amorío>>

(Mauricio)
Esta escena corría en mi mente mientras me alistaba para la fiesta de carolina, recién la noche pasada había leído esto en el libro “Diario De Un Amor Asesino” no sabía porque, pero ese final dio vueltas en mi mente por varias semanas. Como sea, más adelante sabrán porque tanta importancia de aquel libro.
Mi teléfono sonó y vi en la pantalla el nombre de Felipe, conteste.
- Aló.
- Hola, Mauricio, ¿ya estás listo?
- Sí, me peino y salgo.
- Vale, en cinco minutos estoy ahí en la panadería don Carlos, esa que queda ahí en la esquina. Lleva tu parte para ir por el regalo.
- Vale, así quedamos.
Felipe y yo quedamos de ir hasta la plaza del 20 de julio a comprarle una pareja de canarios a carolina. Desde que tengo memoria a ella le han fascinado este tipo de aves, dice que son algo espirituales y no sé qué más, la verdad no le presto mucha atención en eso. Soy muy poco religioso.
A los cinco minutos como habíamos quedado, Felipe y yo, ya nos encaminábamos hacia la plaza, tuvimos una larga charla sobre la trilogía de “Candy Man” de los noventas. Llegamos a la plaza, compramos dos bellos canarios con su jaula y de ñapa un vertedero de agua. Salimos de allí, nos paramos en la caseta de hamburguesas de M, S. Homero y comimos un par con unas Coca-Colas. Partimos de allí hacia mi casa, dejamos los canarios en la terraza y al rato llegaron mis hermanos. Mi madre se había llevado a carolina al centro a comprar unas cosas para la casa y así darnos tiempo de organizarle una fiesta. Cristian se había encargado de comprar el ponqué, y, las serpentinas, bombas y todas las decoraciones las traía Andrés. Entre los cuatro organizamos y decoramos la sala en muy poco tiempo. A la media hora llego mi tía sola, como raro mi tío le daba más importancia a su trabajo que a su familia, pero da igual, ya era costumbre. Invitamos a un par de amigos de carolina y a su noviecito, la verdad ese tipo no me cae tan bien, hay algo en él que no me gusta. Llame a mi mamá para avisarle que ya todos los invitados habían llegado y que todo estaba listo. A pesar de que era muy poca la gente que había, sabíamos que la íbamos a pasar bien, estábamos sus más allegados, había trago, comida y regalos, así que, sí, la íbamos a pasar de lujo.
A los veinte minutos llegaron las dos, todo estaba apagado y en silencio, pero al escucharlas entrar a la sala, dimos un salto con un estruendoso ¡Feliz cumpleaños! Carolina se echó a llorar mientras nos saludaba a todos con un grato abrazo y beso. Hug, se veía tan feliz… Bailamos, cantamos, nos emborrachamos a punta de Póker y aguardiente. No podré explicar lo bien que la pasamos esa noche. Pero, eso no fue lo más relevante de aquel día festivo. Felipe y yo estábamos muy tomados, al igual que todos… Yo subí al baño a orinar y de paso juagar mi rostro con un poco de agua para así tomar un poco más de control en mi cuerpo, ya me sentía hundido y perdido por el alcohol que había bebido. Al salir del baño vi a Felipe ahí en frente viéndome, se veía tan tierno, sus ojos rojos por el trago y esa seriedad en su rostro me dio una seña de ternura. Pero cuando despabile Felipe estaba encima mío besándome y tocándome como un reprimido sexual, también me deje llevar… Comencé a besarlo desenfrenadamente y a acariciar el bulto que se hacía en sus jeans, me era imposible no hacerlo, pero, un estruendoso totazo nos saco a los dos de ese embrujo, haciendo salir del baño muy apresuradamente, uno de los amigos de Carolina había rodado por las escaleras y generado un estruendoso sonido, entre Carolina y su novio lo levantaron, pidieron un taxi y el se fue con el resto de amigos de Carolina. Mi tía avisó que se iba y le preguntó a Felipe que, si se iba con ella o se quedaba, Felipe me observo algo preocupado y le respondió que sí, que ese iba con ella. Se despidieron y desaparecieron en el portón. Mi madre se quedó dormida en uno de los sillones, así que la acomodé y tape con un par de cobijas, Carolina y su novio se habían encerrado en el cuarto, no me consta que, a dormir, pero tampoco escuché nada. Entre a mi cuarto y encendí la televisión a bajo volumen, me acosté así con ropa y todo en mi cama y apenas cerré los ojos, caí profundo en un sueño, ¿o pesadilla? Ya no sé… Soñé cómo me besaba y tocaba con Felipe en el baño, me desperté algo agitado, me dolía un poco la cabeza por el efecto del alcohol, pero ya me sentía en mi sano juicio. Mire el celular y eran las 04:36, me restregué la cara y fui al baño a darme un duchazo para despedir el mal olor y el dolor de cabeza, Salí me tome una aspirina, trate de dormir, pero no pude, me daba vueltas en la cabeza cómo es que besaba a Felipe con tanto deseo.
Ya eran las cinco de la mañana y recibí un mensaje.
(Charla vía WhatsApp)
- No puedo dormir.
- Yo tampoco. ¿Qué estamos haciendo, Felipe?
- No lo sé… Lo que sé, es que está mal. Pero no sé, solo sentí ese impulso de tirarme sobre ti, y hacer tal cosa. No sé si es que en verdad lo deseo así o solo fue efecto de la borrachera. No lo sé…
- Hug, Felipe… ¿Qué hacemos? Quiero dejar de hacer esto, de que no pase más, pero es que contigo me excito tanto.
- Creo que yo también. Pero somos primos, Mauricio. Aparte no nos podemos enamorar ni nada así, es que ni siquiera siento que me gustas de tal manera, solo siento ganas de tocarte y así.
- ¡Ves!, eso solo excitación, nada de un romance incestuoso, solo excitación, atracción.
- Sigue siendo incesto.
- …
- Hug…
- Tengo una idea.
- ¿Qué idea?
- Démosle fin a todo esto. Pero la única manera de deshacernos de la tentación, es cayendo en ella.
- ¿Qué me quieres decir? ¿Qué follemos?
- Si, mira, si lo hacemos, nos quitaremos las ganas y deseo por el otro y, será cierre a todo esto, lo dejaremos atrás y no volverá a pasar ni nada, pero enserio.
- Hug, no lo sé.
Solo sexo y ya, ¿verdad? ¿nada de enamorarnos ni nada así? ¿queda claro?
- Obvio que solo es eso.
- Hum… ok, ¿cuándo?
- Hagamos esto pasado mañana, mi mamá trabaja todo el día y Carolina no llega sino hasta la noche por que saldrá con su novio, así que, o es ese día o ese día.
- Esta bien, así lo haremos.
- Vale, mañana te llamo.
Solté el teléfono sobre la mesita de noche y me lancé a la cama a pensar; acabé de hacer una cita para follar con mi primo, ¡por Dios que está pasando conmigo, Hug! Pero en parte me preocupaba algo, y ese algo es que cuando Salí del baño y vi a Felipe de una manera con la cual no había visto antes a ningún chico con el que había salido o cogido, me lo negaba a mí mismo, pero muy en el fondo, si me gustaba Felipe de una manera amorosa, conyugue, deseosa, etc. Algo de lo cual me asustaba mucho.
Y así fue como llegamos hasta tal acto en el cual, Carolina nos encontró…

(Al día siguiente…)
         Llamada, vía teléfono.

<<- Entonces, así quedamos. Y ya sabes, ni por el putas le vayas a contar a nadie.
- Pues obvio que no le diré a nadie, imbécil. Y sí, así quedamos.
- Listo. Mañana a las 4:00 pm.>>

Continuará…

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