Louis se obligó a sí mismo a superar esa etapa de negación que lo tomó entre sus brazos en casa de Liam. Después de todo, el daño ya estaba hecho. Darcy ya sabía de Harry. Y su curiosidad, conociéndola, no se esfumaría de un día para el otro. Así que, aquí estaban ahora, la dulce niña estaba sentada en la cama de su papá con su osito de felpa entre los brazos. Louis estaba frente a ella, con una caja de madera de tamaño medio sobre sus piernas. Luego de esa noche en la que su hija de ocho años le pidió saber sobre su Harry, su corazón sintió algo extraño. Y por primera vez, sintió confianza. Se sintió cómodo hablando sobre aquel muchacho de ojos verdes y hoyuelos profundos. Quitó el candadito de metal de la cajita y descubrió todo esos tesoros de papel que alguna vez guardó con tanto dolor.
-¿Qué es todo eso? – quiso saber Darcy.
-Son cosas de Harry.
En la caja no sólo había fotografías, sino que también contenía algunas de sus pertenencias más personales. Escarbó entre tantas cosas y sacó de lo más profundo, una imagen que mostraba a ese chico tan hermoso que una vez robó su corazón. Le devolvió la sonrisa al chico que lo observaba con sus hoyuelos y se la enseñó a la pequeña oji-azul.
-¿Este era Harry? – su papá asintió. - ¡Era muy bonito, papi! Mira esos hoyuelos y sus ojos… eran tan verdes. Ahora sé por qué te enamoraste de él. – dejó escapar una risita y concordó con la niña.
-Era realmente hermoso.
Más allá, una cadena de plata con un avioncito de papel del mismo material se encontraba medio cubierta por tantos recuerdos. Nunca se decidió a usarla él mismo, quería conservarla con la esencia de su chico, pero ahora tenía una idea mejor.
-Ven aquí, hija. – ella se acercó a su papá y él la subió a sus piernas, despejando los cabellos de su cuello y encerrándolo con la cadenilla de plata. – Este collar era la posesión más preciada de Harry, nunca se lo quitaba, ni siquiera cuando debía hacerlo. Ahora es tuyo, sé que él hubiera querido esto.
-Es hermoso, gracias. – los ojos de la pequeña brillaron y de inmediato, se abalanzó sobre el cuerpo de su papá. Ambos se abrazaron, hasta Louis sintió ganas de llorar. No estaba triste, sino muy emocionado. –Harry era un chico muy afortunado por tener a alguien como tú, papi.
Y sin darse cuenta, sonrió en medio de las lágrimas.
~*~*~*~*~
Tres días después, Louis bajó a Darcy de su auto y la sujetó firmemente de la mano. Su hija llevaba un vestidito rosa con vuelos blancos en los extremos y el collar de plata colgándole de su cuello. Desde que su papá se lo había dado ella no quiso ni quitárselo. Sin pensarlo, había adoptado esa vieja pieza de joyería como su tesoro más preciado, y Louis no podía sentirse más orgulloso.
-Sé que te comportarás, pero es mi deber como padre advertírtelo de todos modos. ¿Sí? Quédate junto a mí, hace mucho tiempo que no vengo a esta casa.
-Sí, papi. Pero, ¿A quién vinimos a ver?
-A una vieja amiga, linda. Ya verás. Sólo espero que no se haya olvidado de mí.
Subieron los dos escaloncitos de piedra y el mayor de los dos suspiró. Sus manos flaquearon hacia el timbre, haciéndolo sonar. Dejó escapar todo el aire retenido en cuanto su pequeño angelito de ojos azules le brindó un apretón en su mano y una sonrisa despreocupada. Le pareció adorable.
-Hola, ¿en qué pued…?
La mujer de ojos verdes y cabello oscuro dejó de hablar cuando reconoció esa mirada azulina. En primer momento no hizo más que guardar silencio y examinar al muchacho frente a ella con una mirada profundamente nostálgica. Había pasado más de un año desde que Anne no veía a Louis.
ESTÁS LEYENDO
《El diario de Harry 》 [OS larry]
DiversosHarry era un chico enfermo que escribía lo que sentía. Louis era un chico que se perdió en el hospital.