Ella Es Mía (Meliodas y Tu)

•Capítulo 12: La maldición•

Meliodas volvió a activar su marca de demonio y se lanzó sobre el mandamiento, impidiendo que hablara más.

-¿Cómo? ¿Ya nos conocimos desde antes, señorita Tn? -Elizabeth me vio desconcertada

-Yo...

-¡Idiota, no lo escuches! -le ordenó Meliodas mientras seguía luchando

Yo imité su acción y ambos atacamos al mandamiento a la vez.

-¡Definitivamente esta pelea no es justa! -se quejó Galand- ¿Dos contra uno, es en serio?

-¡Cierra la boca ya! -grité enfadada

-¡Escúchame bien, princesita! -llamó la atención de Elizabeth- ¡Tú conoces a Tn desde antes porque en realidad eres una diosa!

-¡Nooo! -grité temiendo de que Elizabeth comenzara a recuperar su recuerdos debido a la información que Galand le brindó, mas al voltear me di cuenta de que Meliodas la había noqueado

-Así está mejor. -comentó el rubio de manera cínica para luego dejarla caer al suelo

Hawk fue a socorrer a Elizabeth junto con Merlin.

-¡No se trata así a una mujer, animal! -le regañó Hawk, casi echando humo por las orejas

-Mi única mujer es Tn, no tengo porqué tener misericordia con los demás. -respondió Meliodas con simpleza

-¡Eres un tonto! -exclamé con un notorio sonrojo en mis mejillas, mientras le daba un gran golpe en la mejilla a Galand

Mael aprovechó y le tiró otro golpe en el mismo lugar, el cual sacó volando al mandamiento por los aires.

-Cuida tus palabras conmigo, Tn. -Meliodas apareció atrás mío de la nada- Porque mi paciencia también tiene un límite, sin excepción de quién me haga enojar.

Claro, ambos éramos bien enojones, ¡por eso nos peleábamos! ¡Después de todo soy el pecado de la ira!

-Yo estoy enojada contigo ahora. Pudiste ser más considerado con Elizabeth, ¿sabes?

-Ya. -respondió cortante- No pidas consideración cuando tú tampoco la tienes conmigo.

-¿De qué hablas?

-Te recuerdo que me desagrada verte junto a esa diosa, peor aún, cuando se dan muestras de afecto. -función su ceño e inconscientemente me hizo sentir culpable- También tengo sentimientos, ¿sabes?

-Esos son tus celos, sabes la condición de Elizabeth y lo que siento por ella.

-No me importa, tú eres mía. -susurró en mi oído- Así que prepárate para esta noche, porque le demostraré a esa diosa de quién eres en verdad.

-¡¿A-ah?! -mi cuerpo se tensó ante sus palabras y me aparté rápidamente de él, como si fuese una plaga

Estaba segura de que todo mi rostro estaba rojo cual tomate.

-S-sabes que Elizabeth no puede vernos tan juntos, de lo contrario la maldición podría adelantarse.

-Entonces te llevaré lejos de ella por esta noche, pero de que cumplo mi palabra, la cumplo.

-Como que esto se puso raro, ¿no? -comentó Slader, a lo que Arthur asintió eufóricamente

-¿Podrían dejar sus cochinadas para otro momento? ¡Estamos en medio de una batalla! -gritó Diane

-¡Y yo soy el cerdo! -se quejó Hawk, cargando a Elizabeth en su lomo, quien aún seguía inconsciente

-¿Cómo se atreven a ignorarme? -habló Galand, incorporándose del golpe que le di junto a Mael