—Bien, mañana arreglaremos en clases, adiós Maggie.—Dije y desconecté la llamada. Maggie era una compañera del colegio que me llamaba para conversar sobre Ciencias Politicas.
Habían pasado quince días desde que estuve en el hospital. Las cosas estaban bien. Alex raramente había conseguido mi numero telefonico y no paraba de mandarme mensajes, casi nunca los contestaba, era sumamente insoportable, pero sexi.
Mientras acomodaba mi habitación, alguien tocaba la puerta. Caminé hasta la puerta para abrirla y Alex estaba ahí con un ramo de rosas blancas.
—Hola.—Dijo. Llevaba puesto una camiseta blanca, jeans negros y siempre llevaba sus lentes de sol. JODER QUE ALEX ESTABA BUENO.— Un pajarito me ha dicho que te gustan las rosas blancas.
—Maldito pajaro chusmo, seguro su nombre era Erin.—Dije. Y él sonrió.
—¿Dejarás que entre?—Preguntó.—Traje chocolates.
Erin no se encontraba en casa. Pasar tiempo con Alex me haría bien, tal vez pueda averiguar algo sobre su vida. Alex aparentaba tener demasiados secretos ocultos. No podía creer que yo, estaría con el ex novio de Monica. El punto era que Alex era jodidamente sexi y todavía no puedo olvidar el jodido beso que me dio en el hospital.
—Pasa.—Dije.
Él entró y miro como si hubiera una bomba en mi casa.
—¿Qué miras?
—Dejame adaptarme. Nunca me has invitado a tu casa.—Me miró y sonrió.
Puse los ojos en blanco. —Sientate, ¿Quieres tomar algo?
Él se sentó en el sofá del living.
—Contigo, tomo lo que quieras.
—Prepararé café.
Sonreí y nunca había sentido algo así al recibir la sonrisa de Alex. Era como si mi vida dependiera de esa torcida sonrisa. Verlo sonreír era como cuando tomas agua después de haber corrido mucho tiempo, refrescante. Ver su postura, el modo que me mira, nuestros ojos devorandoce, nuestras bocas pidiendo un beso, nuestros cuerpos pidiendo a gritos el encuentro físico. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la maquina de café.
Llevaba en una bandeja, galletitas con chispas de chocolates y nuestros cafés, finalmente me senté a su lado, no muy cerca, pero era a su lado. Él cogio la taza y bebió un sorbo.
—Mmmmhmm, vendré a tomar café más seguido.
—Está bueno.—Fue lo único que dije, aunque pensaba que Alex estaba bueno.
—Tú...—Se tomo unos segundos para decirlo.—Tu estas buena.
Sentí el calor de mis mejillas. De seguro estaba roja como un tomate. Solo le sonreí.
—Eres como este café.—Siguió hablando.—Estas totalmente buena. Y no hace falta que digas nada Katherine. Haberte conocido fue como encontrar la mismísima puerta al cielo, verte todos los días es lo que quiero. Desde que te besé, solo pienso en tus labios, en ti, en todo lo que eres. En que solo por haberte conocido, mi vida es más buena, tu haces buena mi vida. Como este café.
Quedamos en silencio los dos.
—Puedes usarlo para una canción.—Dije sonriendo.—Alex... Tus palabras fueron muy hermosas.
Dije al fin, miré hacia abajo. Sentía su sonrisa, él se acercó a mi y tomo mi barbilla con una mano e hizo que lo mirara.
—Para ti, mis mejores poemas Katherine. —Dijo.
—Son los mejores.—Sonreí.
El beso se hacía esperar, era la hora de hacerlo, besarlo una vez más. Nuestras caras se acercaban cada vez más, y nuestros labios aunque no hacía nungun movimiento, deseaban este beso tan esperado. De repente, alguien tocó la puerta.
—Yo atenderé dije.—Y me paré.
Al abrir la puerta, estaba ella ahí, parada con cara de enojo.
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BAD BOY.
RomanceMi vida nuevamente giraba en torno de este chico, no era bueno para mí, no era bueno para nadie.