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Colocó una mano sobre su pecho cuando sintió su corazón bombardear como loco, pensando en que probablemente este saldría disparado de su cuerpo para huir de la extraña situación que había podido observar.

Dio un pequeño vistazo a la habitación en la cual se había encerrado ante su pánico, viendo que todo estaba igual a como lo había dejado después de su ducha, indicando que no era un mal sueño o producto de un desmayo que él desconociera.

Tragó duro y con su mano libre pellizcó la piel de su brazo, intentando comprobar de todas las formas posibles que eso en verdad estaba pasando.

Cuando sintió el pequeño, pero molesto dolor en su brazo, la preocupación de que se estuviera volviendo loco se apoderó de su cuerpo de golpe, como una avalancha de nieve.

Apoyado en la puerta comenzó a deslizarse lentamente, cayendo de golpe al culo en el suelo.

Jimin no estaba seguro de qué es lo que había presenciado, no había estado el tiempo necesario como para analizar la situación, pero estaba seguro de que no era nada normal. No al menos para la humana que supuestamente era su madre.

Había algo, Jimin vio cómo su madre comenzaba a crear algo entre las palmas de sus manos y claramente eso no era algo que cualquier humano pudiera realizar.

Consideró que tal vez era Yoongi quien colocaba su magia sobre su madre, pero más preguntas sin respuestas concretas aparecían. Nada tenía real sentido para él.

―Jiminie...

La voz del hada hizo que se sobresaltara, colocándole rápidamente seguro a la puerta, para que Yoongi no pudiera abrir. Aunque bueno, si se consideraban las posibilidades, Yoongi podía tirar la puerta con mucha facilidad e incluso entrar por el espacio que quedaba debajo de esta, pero esperaba que al notar que estaba encerrado con seguro, respetara su petición silenciosa de privacidad.

No es que no quisiera hablar con Yoongi, pero en esos momentos en lo único que pensaba era en comprobar que no estaba en una pesadilla o que no se había vuelto loco, porque sinceramente nada de lo que pasaba a su alrededor era normal.

Pero el que su madre ahora estuviera involucrada, lo descolocaba totalmente.

―Jiminie, no abriré la puerta si no lo deseas, pero por favor déjanos explicarte―Jimin respiró hondo y despegó su mano de su pecho, dejándola sobre su regazo. ―No voy a decir que no es lo que parece, porque sí es lo que parece. Pero necesito que nos escuches.

Jimin soltó una pequeña risita inconsciente, pero se mantenía en su estado de sorpresa.

Le gustaba que Yoongi no intentara mentirle.

―S-solo dame unos segundos ¿Sí? ―habló con voz entrecortada, respirando hondo al final.

―Claro que sí, te daremos el tiempo que necesites―Jimin asintió para sí mismo.

Cuando escuchó los pasos alejarse tras la puerta, colocó ambas manos sobre su rostro y las refregó, intentando despertar completamente de su aparente sueño mental para poder comprender todo o al menos, tener la capacidad de escuchar lo que ambos mayores fueran a decirle y no explotar en el intento.

No quería hacerse suposiciones ni ideas locas, porque sabía que no serviría de nada para su pobre salud mental. Por lo que decidió el refrescarse y bajar con toda la disposición de escuchar, ya que sería la única forma de calmarse a sí mismo.

No tenía planeado hacer un drama por lo que estaba pasando, porque eso no serviría de nada. Prefería escuchar todo y luego entrar en pánico o mantenerse tranquilo, dependiendo de lo que la situación amerite.

Fairytale 🍃 YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora