𝑪𝒖𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒉𝒂𝒔 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒅𝒐

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Jonia, siempre ha sido una tierra de magia salvaje, llena de gente enérgica y espíritus poderosos buscando vivir en armonía. Pero, algunas veces, este pacífico equilibrio no resulta sencillo. De vez en cuando necesita mantenerse bajo control.

Los Kinkou son los guardianes autoproclamados del sagrado balance jonio. Los acólitos leales de la orden deambulan en los reinos materiales y espirituales, mediando los conflictos entre ellos, solo haciendo uso de la fuerza cuando es estrictamente necesario. Nacida entre sus filas se encontraba Akali, hija de Mayym Jhomen Tethi, la prestigiosa Puño de la Sombra. Maymm y su pareja, Tahno, criaron a su hija dentro de la orden Kinkou bajo el atento liderazgo del gran maestro Kusho, el Ojo del Crepúsculo.

Cada vez que sus padres se ausentaban, otros miembros de la orden asumían el papel de familia sustituta para Akali. Kennen, el corazón de la tempestad, pasó muchas horas con la joven enseñándole técnicas y destacando la velocidad y la agilidad sobre la fuerza. Akali era una chica precoz y absorbía todo el conocimiento como una esponja. Para todos era muy evidente que ella seguiría el camino de sus padres, junto con Shen, el hijo del gran maestro y sucesor designado. Ambos liderarían una nueva generación dedicada a preservar el balance en Jonia.

Y ahí se encontraba, una pequeña niña de tan solo diez años, con el cabello negro, amarrado debido a los entrenamientos que ahora mismo realizaba con Kennen, pues estaba aprendiendo a usar el shuriken, aunque realmente le estaba costando lanzar aquella arma, pues la encontraba levemente pesada y la observaba con total atención.

- ¿Entonces estás lista para intentarlo una vez más?. - Preguntó Kennen con una leve sonrisa al ver que la niña ponía tanta atención en una simple arma.

- Lista. - Asintió Akali totalmente dispuesta y segura de que esta vez clavaría el shuriken en la "X" que se encontraba marcada en el árbol.

- Entonces, ya puedes lanzarlo. - Afirmó con la cabeza segundos después.

- Mmh.. - La pequeña niña trataba de poner la máxima atención posible en que ángulo podría llegar a cumplir su objetivo.

"Ahora", fueron las ultimas palabras de quien la entrenaba, segundos después la discípula logró decidirse ahora lanzando por fin el arma notando como la misma quedaba a tan solo unos centímetros de la "X" marcada, se tomó la cabeza con ambas manos y comenzó a dar vueltas con una expresión de felicidad pero a la vez desesperación pues había estado intentándolo varias veces.

- Ya casi. - Sonrió.

- ¡¡Estaba tan cerca!!. - Agachó un poco su espalda, formando puños con sus manos y flexionando las rodillas, cerro los ojos por unos segundos, notando que se encontraba sola. - ¿Kennen?. - Repitió mirando a los lados, el shuriken ya no se encontraba en el árbol.

- Ten. -Apareció detrás suya entregándole el arma una vez más.

- ¡Ah!. - Se exaltó cayendo de trasero sobando luego el mismo después. - ¡Me asustaste!, ¿Cómo es que eres tan rápido?.

- Todo se consigue con practica, ahora, toma posición de bola y mantente así unos minutos, escóndete detrás de una piedra hasta que cuente hasta diez, esto es a lo que llamamos "Técnicas de tierra". - Ordenó rápidamente comenzando a contar.

- ¿Qué?, Ah, ¡Ya voy!. - Corrió rápidamente hasta el bosque lleno de arboles intentando buscar una piedra hasta que por fin divisó una. - Ahí. - Susurro escondiéndose detrás de esta.

Pasaron varios minutos y Akali seguía escondida tras la piedra. Ya comenzaba a parecerle extraño el hecho de que Kennen no la hubiera encontrado aún, ¿tal vez al fin había ganado?, fue lo primero que pensó sacando sigilosamente la cabeza para mirar a su alrededor.

Cuanto Has Cambiado / One-shot AkalynnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora