Capítulo 1: Guerra

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"Guerra"

Mayo 1978

Sirius camina sin fijarse realmente por dónde va, sólo camina con la vista fija en las grietas de las piedras que aparecen con cada paso que da. Deja que las escaleras cambien su rumbo y camina, camina y camina, sin importar nada. Parece que nada importa. Siente que tiene la cabeza debajo del lago, dentro de una burbuja, llena del vapor de la poción pimentónica; todo lo que es capaz de pensar es en guerra, rebeliones, el fénix de Dumbledore, una orden secreta y sus amigos.

Cualquiera puede morir.

—Sirius —hablaron a sus espaldas.

Reconoce la voz y de inmediato hunde la mano en el bolsillo de su pantalón. Es su hermano, sí, pero esa es precisamente la razón que lo lleva a tener cerca su varita –que es un Black–. Regulus lo observa con párpados caídos y mentón elevado, tal como Walburga enseña después de aprender a caminar, no sonríe, no muestra emoción en sus ojos, ni siquiera en su voz.

—Lo lograste —dijo con las cejas ligeramente arqueadas. Sirius entrecierra los ojos como respuesta. No sabe si se refiere a terminar la escuela o estar libre finalmente de la familia Black –tanto como se puede estarlo porque, después de todo, Sirius vive de la herencia de su tío Alphard–.

—Sí —respondió de todas maneras—, no es tan complicado.

Regulus sonríe entre arrogante y burlón mientras niega.

—No, claro que no —masculló, aparentemente para sí mismo. A Sirius le molesta infinitamente que Regulus lo busque para cualquier tontería y además que se tome su tiempo para decirle de qué se trata.

—¿Qué quieres, Regulus? —preguntó con molestia. Su hermano parpadea lentamente, digno y arrogante, antes de suspirar y encogerse de hombros.

—Sólo quería decirte que cuides tus compañías —dijo con aburrimiento. Sirius no puede contener su bufido irritado.

—¿Mis compañías? ¿Me estás jodiendo, Regulus? Creí que la etapa de cotillear con madre sobre mí y mis compañías ya había pasado —gruñó.

—Tus amigos, Sirius. Saca tu cabeza del... —Regulus apretó los labios en una fina línea, conteniéndose de decir "culo", como buen hijo de Orión Black—. Sólo... se selectivo cuando decidas en quién confiar.

—Si tienes algo que decir...

—Todo el mundo traiciona, Sirius. No sólo en Slytherin. Allá afuera no hay casas, ¿recuerdas?

No esperó respuesta, sólo se fue sin despedirse, sin mirarlo una vez más. Y Sirius no puede evitar pensar en lo último que escuchó de su familia –que sería un completo honor limpiar esa pútrida sociedad. Que ese Lord que profesa la pureza de la sangre sabe lo que hace. Que ellos deberían pensar como él, que deberían unirse a su causa–. ¿Se habrá unido Regulus? ¿Sería un mortífago?

¿Cuándo demonios perdió a su hermano y por qué no se dio cuenta?

Febrero 1980

James camina de un lado a otro mientras mordisquea la uña de su dedo pulgar, aunque tal vez ya está mordisqueando su piel.

—No puedo irme, Canuto —murmuró sin apartar la uña de entre sus dientes.

—¡Hay una maldita profecía, James! ¡Una maldita profecía que puede tratarse de tu hijo!—exclamó molesto—. No puedes quedarte aquí. Nadie va señalar cobardía, Cornamenta, es tú familia.

—Canuto...

—Quiero que te vayas —cortó con decisión. James aleja su mano del rostro y detiene sus pasos—. No quiero que ninguno se muera.

Otra Historia © [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora