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Septiembre, 2015

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Septiembre, 2015



















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“Estarás bien, Hwa Min, tranquila.”

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Esas fueron las palabras del doctor Park, mi médico desde hace un año.

Mi madre sufría de estrés gracias a su hija. Shin Hwa Min.

Sufro de cáncer en los pulmones. Toda mi vida la he pasado en el hospital, primero por simples caídas que tenían como consecuencia rupturas en algún hueso, después por enfermedades como neumonía o pulmonía, cuando comencé con el pequeño tumor del cáncer iba a menudo por dolores fuertes de cabeza y digo fuertes porque sentía que en cualquier momento mi cabeza explotaría. Después comencé a ir por el cambio repentino de mi piel, de clara a amarilla. Sonará raro pero eso causaba el cáncer; terminé yendo a diario por varios mareos hasta que finalmente en unos análisis salió la grandiosa noticia -nótese el sarcasmo- de que Shin Hwa Min tenía cáncer de pulmón.

Normalmente el cáncer de pulmón le da a los fumadores, pero en mi caso no fue así. Mi padre tenía una empresa que fabricaba partes de autos y al parecer el pasar mucho tiempo allí y respirar el humo de las máquinas causó todo esto, haciendo que mi padre se suicidara por sentir culpa de que su única hija tuviera una enfermedad tan grave por culpa de él.

El tiempo pasó y mi madre cambió, antes trataba de animarme para que no estuviera triste; aún lo hace pero se nota en su cara la tristeza, sus ojos parecen dos rocas por lo pesados que se ven del sueño, ya no había sonrisa alguna pues apenas y alzaba la comisura de sus labios, el hermoso color carmesí de sus mejillas fue remplazado por uno pálido y su hermosa figura por un esqueleto con una delgada capa de piel que apenas lo protegía.

Mi vecindario. Uno muy alegre en su debida época, todos los vecinos se conocían y por obviedad todos sabían que la chica de 18 años, que vivía en la casa 13 tenía cáncer de pulmón, una madre que sufría gracias a ella y un padre muerto a causa de suicidio. Una hermosa familia, ¿no?

Mi rutina diaria era desayunar en mi cama, ya que apenas podía pararme.

Uno de los síntomas del cáncer de pulmón era dolor en los huesos y debilidad, sin olvidar la pérdida de peso, por más que yo comiera mi cuerpo parecía un saco de huesos.

Desayunaba y con ayuda de la señora Kai -la encargada de cuidarme- me daba una ducha, al principio sentía vergüenza por mi cuerpo pero después me comenzó a dar igual.

Después de eso me ponía unos pequeños tubos en las piernas que me ayudaban a poder caminar bien y no caer, agarraba un pants y lo ponía encima para que no se vieran, tampoco olvidaba mi pañuelo, pues cuando tocía solía dejar en él pequeños restos de sangre; luego de aquello salía un rato a caminar por mi vecindario.

Solía saludar a los niños que veía jugar en el parque pero después de todo huían de mí debido a mi apariencia que era similar a la de un esqueleto, la única diferencia era el cabello, porque mis ojos estaban hinchados debido a todas las veces que lloraba, mis labios secos por la deshidratación y mis uñas quebradas por la antes mencionada.

Ahora el parque era todo para mí. Me sentaba en una de las bancas y miraba hacia el cielo pensando.

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¿Por qué hay enfermedades que causan la muerte?

Si Dios nos ama ¿Por qué nos hace sufrir?

¿Este era mi plan de vida? ¿Morir a los dieciocho?

¿Sólo vine al mundo para sufrir?

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Siempre me preguntaba eso, pero había algo que realmente quería saber.

¿Mi padre se suicidó por culpa o por ya no soportar todos esos comentarios ofensivos que hacían hacia su hija con cáncer?

Varias ocasiones mi padre fue rechazado por tener una hija así. ¿Por qué? Porque la gente decía que eso era un defecto, el defecto incluía a mi padre por ser su hija y no querían que ese defecto trabajase con ellos. No querían que ese defecto los contaminara, simplemente no aceptaban que ese “defecto” viviera.

Las personas cambiaron, o tal vez siempre fueron hipócritas conmigo. En un momento me sonreían, me daban obsequios y me preguntaban cómo estaba. Ahora pocas me veían a los ojos y lo consideraba un milagro si hacían una mínima reverencia.

Después de estar en el parque seguía vagando por el vecindario hasta que el sol se ocultaba y el frío hiciera doler mis huesos, regresaba a casa e iba directo a mi habitación a dormir.

A veces me sentía como un robot y una bomba.

El robot simboliza mi rutina diaria y la bomba mi vida.

El robot simboliza mi rutina diaria y la bomba mi vida

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Estarás bien, lo prometo ♡ 민욘기 ©ITSAFROMOTHERWORLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora