— ¡Shuhua! –Escuchó una voz femenina llamándola pero no logró divisar el lugar de donde provenía el sonido– ¡Ey, aquí! –desde la ventanilla de un auto alguien intentaba llamar su atención.
Detuvo su andar apresurado y colocó ambas manos en la parte superior de su rostro tratando de que las grandes gotas de lluvia no interfieran con su visión.
Maldijo a todos los cielos y a ella misma por tentar a su suerte y salir de casa pensando que llegaría antes de que la tormenta se desatara. Ahora estaba allí, debajo de un árbol con escasas ramas, mojada de pies a cabeza, muerta de frío y siendo gritada por una desconocida desde un bonito automóvil. ¿Será este mi fin? Se cuestionó mentalmente; eso espero, se respondió de igual forma.
El vehículo se acercó y la puerta del copiloto se abrió junto con el sonido de una exclamación ordenándole que debía apresurarse y subir. Seguramente la conocía ya que la había llamado por su nombre. No tenía que pensarlo tanto.
Se sintió un poco mal por mojar el interior de esa belleza pero ingresó de todas formas encontrándose con una antes pelirroja y ahora rubia Soojin. Una sonrisa se dibujó en sus labios y un suspiro de alivio salió por los mismos. Al menos hoy sus órganos no serían vendidos en la deep web.
— ¿Te tocaba baño hoy? –se burló la coreana.
—Idiota, se dice hola –puso sus ojos en blanco y acercó sus manos a la calefacción del vehículo en busca de calor–. Y no, hoy es viernes, me toca baño los sábados. –siguió la broma intentando mantenerse seria pero falló al escuchar la risa de la contraria.
— ¿A dónde necesita que la lleve, su majestad? –La mayor puso el auto en movimiento y se percató del estado de su ropa– Deberías quitarte eso, Shuhua. Si te quedas así puedes agarrar una gripe terrible. –sugirió tomando un gran abrigo del asiento trasero dejándolo en su regazo. Este terminó cubriendo su cuerpo casi por completo.
—A casa, por favor. –habló formando un puchero inconsciente mientras intentaba hacer a un lado la prenda. Se sentía ridícula en ese momento. Le dio su dirección a Soojin que con una afirmación gutural se dispuso a llegar al lugar con ambas en una pieza.
Pasado varios minutos la rubia dejó salir un suspiro antes de hablar pues la contraria había ignorado su recomendación.
—Shuhua, en serio debes quitarte esa ropa. El frío de la tela junto a la calidez del auto no es una buena combinación. –se preocupó al percatarse de lo pálido que se estaban tornando sus labios.
—Me da vergüenza. –susurró posando su mirada en sus mojados pantalones. Soojin río por eso.
—Ey, mantendré mi vista solo en la carretera, lo juro... Hasta cerraré mi ojo para no observarte por mi visión periférica. –habló cerrando su ojo derecho consiguiendo una pequeña sonrisa de la taiwanesa. La había convencido.
Con un juguetón golpe en su hombro la mencionada comenzó a desatar el amarre en sus zapatillas deshaciéndose de estas luego de un segundo, rápidamente se dirigió a su camisa que sacó de un tirón. La coreana giró su cuello disimuladamente para ver su torso desnudo.
En ese momento a pesar de su semi desnudez Soojin no pudo observarla de una manera sexual o siquiera intentarlo. La pelinegra era hermosa de pies a cabeza y debía ser apreciada entera y correctamente.
— ¿Ese es un lunar con forma de triángulo? –preguntó distraídamente cuando se detuvo en un semáforo en rojo sorprendiendo a Shuhua que se cubrió por instinto.
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¿PUEDO LLAMARTE MÍA? - SOOSHU (final)
Short StoryDos chicas diferentes, con propósitos diferentes y vidas diferentes se vieron unidas por simple curiosidad. Y lo saben, están seguras de que algo ha cambiado, tal vez en ellas o tal vez en el mundo. Pensamientos, sentimientos y acciones que antes no...