DT2- Adictos || Sprousehart.

Capítulo veintinueve

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Eran las 23pm del 12 de septiembre, Lili estaba sentada en el mismo lugar que hacía dos noches atrás. Tomó la mano del chico y lo miró, intentando no soltar lágrimas. Odiaba que sus amigos la miraran con pena, pero no podía evitar sentirse mal por lo que le estaba pasando al ojiazul.

—En una hora será mi cumpleaños— murmuró intentando sonreír— sería un buen regalo que te despertaras y me dedicaras una de esas hermosas sonrisas que haces siempre— una lágrima recorrió su mejilla, pero ni se molestó en limpiarla— te dije que no te comportaras como un imbécil y tú fuiste y te pusiste en mi camino para que la bala no me diera. Te amo Sprouse, déjate de estupideces y despierta, no puedo estar un día más sin ver tus hermosos ojos azules. Por favor.

Ya se hallaba llorando a mares, volteó levemente y pudo ver como los chicos se escondían detrás de la puerta.

—No sean imbéciles— soltó divertida, pero su voz estaba quebrada, dolía de tan solo oírla.

Los chicos aparecieron lentamente y se acercaron.

—No estábamos escuchando para nada— aclaró Esteban y esta rió levemente.

—¿Creen que despierte?— preguntó volviendo a mirar al chico recostado en la cama.

—Lo hará Lils.

En eso pudo ver como la mano de Cole que tenía tomada se movió levemente, está abrió sus ojos y miró a los chicos.

—Díganme que no estoy alucinando— pidió en un susurro. Los chicos se hallaban igual de sorprendidos que ella.

Pudo sentir como el apretón iba siendo levemente correspondiendo, volvió a ver a Cole pero este seguía con los ojos cerrados.

—Llamen al doctor Sierra— ordenó.

Mark corrió fuera de la habitación y volvió a los segundos con el doctor detrás de él. El señor rápidamente se acercó al chico, Lili no había movido su mano de la de Cole y veía como esta se iba cerrando lentamente sobre la de ella.

—Parece que va a despertar— dijo el doctor.

—Soy brujo— dijo divertido el castaño— dejaré de ser capo y me haré vidente.

—Deja tus estupideces para después, Cole va a despertar, al parecer.

Pero vieron como la mano perdió su fuerza y volvió a desvanecerse.

—Cole, deja de ser tan idiota y despierta— pidió la rubia entre dientes.

—Al menos fue una reacción— intentó animar el mayor.

Pero Lili no quería que la animaran o que la consolaran, no lo necesitaba, lo único que necesitaba en ese momento era que Cole despertara y ella pudiera realmente comprobar que él estaba bien.

Pasaron 3 horas y Lili seguía tomando la mano de Cole, esperando alguna señal, solo que ahora estaba recostada a su lado, él no hacía nada, no tenía ninguna expresión en el rostro. La rubia cerró sus ojos y pudo sentir el leve apretón de la mano del pelinegro sobre la suya, no quiso abrir los ojos y ver como esta volvía a desvanecerse. Pero pudo sentir el apretón más fuerte, "debo estar soñando" pensó, ese pensamiento se esfumó cuando oyó su voz.

—¿Lili?— susurró confundido, viendo a la rubia dormir a su lado.

—Cole— murmuró esta abriendo sus ojos con una sonrisa— por Dios, estás bien— esta besó su frente— llamaré al doctor Sierra.

En cuanto el doctor fue a la habitación, lo revisó. Sus sentidos estaban bien, no podría caminar hasta que la herida cicatrizara, pero al menos se hallaba bien.

—Estás bien— chilló la rubia emocionada mientras lo abrazaba con cuidado. Este se lo correspondió.

—Tú también lo estás— sonrió.

—Nunca más, en tu puta vida, te atrevas a hacer algo así otra vez, creí que te perdería.

—No te vas a salvar de mí tan fácil Reinhart.

Estos se quedaron unas horas más hablando. Cole dió un salto en la cama.

—¿Qué te pasó?— preguntó la rubia confundida.

Este solo la tomó de las mejillas, Lili frunció el ceño confundida— feliz cumpleaños nena— esta soltó una risa.

—¿Te asustaste por eso?

—Casi lo olvido— suspiró y la miró a los ojos— probablemente ahora te arrepientas de lo que pasó hace tres días, pero te amo.

—No, no me arrepiento. Te amo Cole Sprouse y me molesta el que haya tenido que sentir que te perdía para darme cuenta de que eres lo más importante que tengo.

Cole la besó y luego se quedaron abrazados hasta dormirse.

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Son hermosos, chau.