Capitulo 11 - La Redención De Miguel

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Tras los sucesos ocurridos en el puerto, Miguel tomó a Mia y se la llevó en motocicleta, escapando de la Guardia Civil que iba tras ellos. La situación era grave, ya que varios patrulleros iban persiguiéndolos, lo que hacía que Miguel emplee lo máximo en velocidad para huir. Mia por su parte, se aferraba a él y cerraba los ojos ya que, como era sabido, no le gustaba la velocidad sobre una motocicleta.

Miguel encaró por un callejón estrecho, dejando atrás tres patrulleros. Tomó una avenida y consiguió aire para poder bajar la velocidad.

- Escucha, primero vamos a un lugar seguro. A esta altura, ya nos tienen identificados y sobre la motocicleta no podemos seguir escapando. – avisó Miguel.

- ¿Qué sugieres tú? – preguntó Mia.

- Solo acompáñame. – dijo Miguel y dobló una calle.

Finalmente, Miguel fue hacia su casa, llevando consigo a Mia. Ingresaron al Garage y dejaron la motocicleta escondida bajo unas sábanas.

- Ven acompáñame. – invitó Miguel llevando a Mia al ascensor.

Mia se sentía un poco intimidada, viendo el torso desnudo de Miguel. Mientras subían Mia inició la charla.

- ¿Hacia dónde vamos?

- Vamos a mi casa. Allí buscaré algo de ropa y las llaves de mi auto para poder circular sin que nos noten.

Mia comenzaba a sentirse en confianza con Miguel

- Gracias por salvarme en el puerto.

- No fue nada. No podía dejarte sola en el medio de toda esa manada, tan pequeña como eres.

- Aunque no lo creas, he pegado mis buenos puños.

- Se te ve. Quedaste muy sucia. Ensuciaste mucho tu ropa. Y te han lastimado mucho. – dijo Miguel sin evitar pasar su mano por la cabellera de Mia.

- ¿Te duele? – preguntó Mia acariciando a Miguel en la zona donde recibió el puñetazo.

- Dolió al principio. Pero ahora que tú me tocas, no siento dolor. Solo calor.

Mia trató de poner las cosas en claro.

- No creas que esto vaya a cambiar algo entre nosotros ¿eh?

- No, para nada. Sigues siendo la amiga de mi prima, nada más. – dijo Miguel – Mira, ya hemos llegado.

Miguel llevó a Mia hasta la puerta de su departamento y antes de entrar le dio directivas:

- Voy a ingresar para no alarmar a nadie ¿vale? Tú quédate aquí y no hagas ruidos. Voy a entrar.

- Ten éxito – deseó Mia hablándole en voz baja.

Miguel abrió la puerta de manera casi imperceptible. Ingresó de manera sigilosa a la casa y fue en busca de las llaves de su auto. Como estaban muy lejos, descubrió las llaves del convertible de su madre sobre la mesa. Se acercó casi en puntas de pie hacia ellas y cuando las tomó, la luz se encendió y Miguel vio que Gin lo esperaba con cara de reprobación.

- Jeje, hola mami – dijo Miguel completamente en aprietos.

- ¿Dónde estuviste? ¿Y qué vas a hacer con el convertible? – preguntó Gin reprobadora.

- Esteeee… ¡Aaahh sí! El convertible. Es queeee… - Miguel no sabía que iba a inventar.

- Miguel… ¿Qué coños quieres hacer con mi convertible?

- Es… que… quedé con una chavala para verme y… mi moto se quedó sin gasolina.

- ¿Y me explicas por que estas sin camisa?

Por Tu Amor Adaptada || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora