VII.

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Sigo teniendo pesadillas cada noche. Cada vez que cierro los ojos y dejo que el sueño me acoja, vuelvo a ver las mismas imágenes que llevo viendo casi dos años. No puedo dormir más de dos horas seguidas sin despertarme entre sudor y lágrimas. Sé que no puedo seguir así, no puedo seguir teniendo miedo de dormirme. Me está matando poco a poco.

Es martes, lo que significa que tengo que ir a casa de Kate a limpiar aunque sé que no me va a dejar. Durante el fin de semana estuve paseando por Londres todo el día, intentando no pensar en nada pero acabé sentada en el césped en Hyde Park, mirando el lago y pensando en Harry.

Por algún motivo que desconozco he pensado en él todos los días. ¿Por qué tanto interés en llevarme al hospital? Sigo sin entenderlo. ¿Por qué se sorprendió cuando dije que no sabía quien era? Y sobre todo, ¿por qué estaba escapando de esas chicas? Lo único que se me ocurre es que eran chicas de su instituto y que les gastó una broma y ellas le querían pegar o hacer algo pero tampoco tiene mucho sentido.

El sábado fui al baño en busca del maquillaje de mi madre pero en cuanto abrí el cajón y lo vi fui incapaz de tocarlo. No podía hacerlo. No podía tocar sus pertenencias.

La muñeca me duele cada vez menos pero sigo sin poder coger nada demasiado pesado con la mano derecha y como soy diestra, es una verdadera putada. Lo peor es cuando me olvido de que la tengo mal y cojo algo con esa mano porque me empieza a doler otra vez. Es como una metáfora del dolor que siento por mis padres. Ni siquiera sé como voy a poder llevar la bandeja, si es que tenemos una, pero necesito el dinero.

Me meto en la ducha antes de ir a casa de Kate y doy gracias por haber pagado las facturas de este mes porque ya tengo agua caliente. Abro el agua y espero a que se caliente mientras me miro en el espejo.

El reflejo que me devuelve no soy yo, es una chica de mi edad que se me parece pero tiene unas ojeras demasiado marcadas, el tono de piel es tres veces más claro que el mío y el pelo, bueno, el pelo es lo único que más o menos sigue igual, aunque más enredado.

Sinceramente, no soporto estar mucho tiempo delante del espejo. Odio en la persona que me he convertido y odio no tener fuerzas suficientes como para cambiar. En cuanto veo que el agua está templada, me meto en la ducha y dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo, haciéndome olvidar todo.

Llego a casa de Kate cinco minutos antes de lo que normalmente llegaría y cuando me abre la puerta, me sonríe de oreja a oreja, como siempre. Entro en su casa y me dice que la siga hasta la cocina, lo cual hago.

Recuerdo cuando veníamos mi madre, Ethan y yo a casa de Kate alguna tarde y Ethan siempre corría a la despensa de la cocina porque siempre estaba llena de comida.

"¿Qué tal estos días?" Me pregunta sentándose en una silla mientras yo me siento enfrente.

"Bastante bien." Respondo, encogiéndome de hombros.

"¿Quieres té?" Asiento y abre una caja con bolsas.

"Té verde." Digo y ella me enseña la bolsa que ya tenía en la mano, que pone 'té verde' y alza las cejas como dando a entender que ya lo sabe.

Se levanta de la silla y pone agua a calentar. Una vez que el agua está suficientemente caliente, coge dos tazas y las llena para después meter la bolsa del té en ellas. Al mío le añade un poco de limón, como a mí me gusta. Cuando acaba de prepararlo todo, se vuelve a sentar.

"Gracias." Sonrío y ella me devuelve la sonrisa.

"Por cierto, ¿buscaste el maquillaje de tu madre?"

Miro hacia el suelo antes de levantar la vista de nuevo y contestarle.

"Si pero no creo que pueda utilizarlo." Respondo.

Pieces. ≫ h.s. au ≪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora