La bailarina

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El piso de mármol estaba húmedo, el piano estaba todo lleno de polvo y por cada movimiento que hiciera la bailarina caía una gota

Estaba sola en lo que parecía ser la mansión abandonada de algún conde o marqués

Las paredes estaban despintadas y decoradas por telarañas mientras los cristales estaban forrados con lo que parecía ser hongo, aún así ella había logrado hacer de ese lugar su escape, su lugar seguro

Aún quedaban algunos muebles y los remanentes de lo que una vez fue un hermoso candelabro

No era el lugar más hermoso pero era su lugar seguro

La bailarina se puso sus zapatillas y antes que comenzase a bailar llegó el murciélago la cual se había ganado como admirador

Sentándose en el piano este lo preparo para poder brindarle una melodía de la cual ella se pudiese dejar guiar

Una vez las manos del murciélago comenzaron a deslizarse por los teclados cubiertos de polvo la chica comenzó con su baile

Si la hubieses visto lo más probable hubieses llorado

¿Cómo es posible que alguien puede reflejar semejante dolor con tanta delicadeza?

Lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas mientras daba sus vueltas sin perder en ningún momento su postura

Bailaba como si estuviese intentando desesperadamente olvidarse de algo

Me recordaba las bailarinas de caja que se venden el mercado

no importa que tanto las pongas a dar vueltas siempre quedarán en el mismo lugar atrapabas y obligadas a moverse sin ningún progreso

Y lo más que me dolió fue que recordé que esas bailarinas de cajita están amarradas por sus pies, quiero decir están amarradas por su instrumento por su escape por lo que una vez las hizo sentir libre

Cuando volví a mirar me di cuenta que la bailarina había dejado de bailar y que ahora estaba sentada en el suelo escondiendo su rostro en sus rodillas

Ya no eran algunas lágrimas si no que ahora estaba sentada en el suelo escondiendo su rostro mientras sollozaba sin consuelo

Entre por una esquina del cristal roto para acercarme al murciélago que tocaba el piano pidiéndole que la fuese a consolar ya que el la conocía mejor que yo pero este se negó

mire al murciélago y sin decir más me acerque hacia la bailarina acomodando mi estatura me le acerque mientras tan sutil como podía le ponía las manos encima

La bailarina alzó su mirada y sin pensar más la abrace

Querida bailarina:
No se quien te hizo daño, no se quien ha tenido la audacia de atarte y forzarte a bailar como si fueses de madera

No tengo idea de quién pudo meter sus manos en tus pasiones pero no te quedes en este piso sucio llorando después de todo solo perderás tu tiempo y mancharás tus vestiduras

Toma mi mano, levántate, sacúdete y si quieres bailar hazlo por ti pero si sientes que tu amor se ha desteñido a causas de otras personas entonces tomate un receso guarda las zapatillas y busca alguna otra cosa que puedas hacer para distraerte

Aveces hacer las cosas que amas por obligación se siente como caminar por carbón encendido

Pero también recuerda que el amor es una decisión y aveces no sentirás que amas algo que si amas

Aún eres joven no te obligues a quedarte aquí solo por cumplir

No tengas miedo de cortar cosas de tu vida o simplemente pausarlas

El tiempo en si es bastante travieso y si le das la oportunidad el correrá a tu alrededor y una vez le das demasiada delantera no podrás alcanzarlo

Así que levántate e inténtalo de nuevo ¿y quien sabe? Posiblemente terminas sorprendiéndote con lo que suceda...

Letters to be sent Donde viven las historias. Descúbrelo ahora