Capítulo 2

9 0 0
                                    


El fin de semana llegó rápido. Ahora me encuentro sentada en frente de mí espejo esperando a que mi mejor amiga termine de peinarme. Elegí un vestido corto, con un corte en V de color bordo, que según mis amigas favorece a mi piel morena  y tienen razón, zapatos negros de tacón, el maquillaje no es demasiado. Ellas también llevan vestido que igual al mío son bastante cortos, pero nos encanta.

Las cuatro hemos esperado con ansias este día, pues significa el comienzo de las  vacaciones lo que a su vez es diversión al máximo. Todo este verano tenemos pensado divertirnos hasta no poder más, el próximo año ya iniciamos la universidad así que debemos de aprovechar.

Leila es quien rompe el silencio – crees que tus vecinos estarán en la fiesta — ya lo había olvidado. No he cruzado palabras con Alex desde lo que sucedió en su baño, y aún tengo muy presente sus palabras.

– No lo sé, Aaron lo dudo — el casi nunca asiste a fiestas.

– Pero Alex puede ir — comenta Gina entusiasmada

– Se imaginan que Alex nos elija a una de nosotras — esta vez es Dina.

– ¿Es en serio lo que estás diciendo Di? — la miro con ojos suplicantes.

– No hay chica que no quiera estar con Alex — de nada sirvió mi súplica.

– Si como no — murmuró por lo bajo.

– No comprendo cómo es que nunca tuviste nada con ninguno de los hermanos Norris siendo su vecina — comenta Gina. Si ella supiera; pienso.

– Liliam ayúdame — suplico a mi mejor amiga.

– Dejen de pensar en ellos hoy es día de chicas, ¿De acuerdo? — todas asentimos.

+++++++++++++++++++++++++++++++

Hace unas cuantas horas que llegamos a la fiesta y mis amigas apenas y pueden mantenerse en pie, lo bueno es que ninguna conduce, unos amigos pasaron por nosotras.

Liliam se acerca con pasos torpes sonsteniendose de las demás  que están intentando bailar, y yo estoy bastante bien – desde que llegamos no te ha quitado la vista de encima — observó sobre mi hombro y tiene razón.

– ¿Crees que debería hablarle? — asiente y empieza a reírse de lo borracha que está

– Vale enseguida regreso — me dirigo hacia el chico que en toda la noche no me ha quitado la vista de encima y no sé a atrevido a hablarme.

– Hola Will — lo saludo cuando estoy junto a él. Lo noto tensarse.

Este pueblo es chico así que todos nos conocemos, además hasta hace poco Will me gustaba. En cambio el no quería nada serio y entonces no lo meleste.

– Sam te ves hermosa — sonrió, me encanta ver su reacción, pero ya es demasiado tarde para él cuando yo quería él me rechazo y ahora no tiene oportunidad, solo me acerqué para jugar con él.

– Vamos — no lo dejo responder y lo arrastró a la pista.

Ya allí el pobre no sabe qué hacer, ternurita. Comienzo a mover mi cuerpo y él solo mira. Tomo sus manos y las coloco en mi cintura pero ni así se mueve, es como si estuviera congelado en su lugar, y es raro verlo así pues él no es muy tímido que digamos, suele bailar bien pero ahora parece no poder mover ni un músculo.

– Baila — pido, ni caso parece haberse ido a otro mundo. 

Comienzo a mover mi cuerpo al ritmo de la música, mi acompañante solo me observa sin seguirme, entonces siento unas manos en mi cadera, me acerca a su cuerpo y por su colonia ya sé quién es.

No volteo, sigo moviéndome al ritmo de la música, restregó mi trasero contra su entrepierna se que eso le gustará. Me presiona más a él, me muevo con más ánimos, no sé si es por el alcohol o porque pero quiero jugar, y se que él es mi compañero perfecto. Volteo quedando cara a cara y sigo restregando-me contra él, sus manos bajan desde mis caderas, hasta mis nalgas y las presiona. Le doy rienda suelta y el toca todo mi cuerpo, y el hecho de que lo haga comienza a afectarme, y es justo lo que él quiere.

Se acerca a mí oído – hoy serás mía — susurra, con voz sensual.

– Y que estás esperando — lo tiento, sus ojos brillan traviesos, las luces de colores lo hacen más intenso.

Me toma de la mano y me guía escaleras arriba, ninguna de mis amigas me vio subir y con lo borrachas que están no notarán mi ausencia.

Alex entra en la última puerta y la cierra con seguro.

Ya no hay vuelta atrás, quiero jugar y lo haré.

Le doy la respuesta que esperaba, en tan solo un instante me estampa contra la puerta, su boca sobre la mía. Ya había olvidado lo bien que besa, lo que tiene Alex es que él no es suave, jamás lo ha sido.

Me besa desesperado, sus manos van a mi pierna derecha y la levanta hasta su cadera, se aprieta contra mí haciéndome sentir lo duro que se encuentra. Ese es el poder que siempre he tenido en Alex, enseguida logro que se excite. Su deseo por mí no es fácil de ocultar.

Sus manos están por todas partes, su boca succiona mi cuello, lo muerde, lo cual dejará marca pero en estos momentos no me importa sólo quiero sentir sus manos en mi cuerpo, su boca en la mía.
Mi vestido sale por encima de mi cabeza, lleva su mano a mí pantis y comienza a tocarme, exitando-me más de lo que ya estoy. Sus movimientos son bruscos, me da igual. Llevo mi mano a los botones de su camisa y los desabrochó lo más rápido que puedo, cuando voy a por su pantalón, me detiene y no sé cómo pero nos mueve y me arroga a la cama, encontrándome en ropa interior. Me acomodo en el medio de la cama, mientras el sube sobre mi, comienza a besarme el cuello nuevamente, baja lentamente hacia mis pechos, tomándose el tiempo con uno y luego con el otro, abro más mis piernas y siento como su pene se ensancha más debajo de su ropa, se restriega contra mí, eso y sus besos comienzan a calentarme aún más. Se quita el pantalón quedándose en boxer, lo que separa su pene de mi vagina son dos telas muy finas, de improvisto siento como introduce un dedo y al mismo tiempo muerde mi pecho, haciendo que gima, y así continua mientras me penetra con los dedos, chupa y muerde mis pechos, es realmente caliente.

– No sabes cuántas veces te imagine desnuda bajo mi cuerpo — comenta con voz ronca, me río.

– Me imagino, pues muchas veces me lo has dicho — ahora es él quién sonríe.

– Aún estás a tiempo Sam, una vez que seas mía no habrá vuelta atrás y te tendré todas las veces que quiera — que me hable de esa forma me afecta más de la cuenta.

– Tranquilo que también querré lo mismo

– Eso me gusta de ti que eres como yo — estampó mi boca con la suya para que no siga hablando.

Muerdo su labio inferior, lo que provoca un gruñido, su mano va a uno de mis pechos y lo pincha, duele pero es soportable, introduzco mi lengua en su boca y recorro cada rincón, él hace lo mismo. Termino el beso, cuando estoy recuperando el aliento. Me penetra sin piedad, su pene es grande, más grande que de todos los chicos con los que he estado los cuales sólo han sido dos. En cada embestida es más brusco y lo acompaña con mis gemidos, es sin duda el mejor sexo que he tenido. Esto hace que me arrepienta él no haber estado antes con él, pero como lo dijo esta no será la última vez.

Mi Sexy Vecino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora