Capítulo 1: Una infancia feliz

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Desde que era solo una cría mis padres siempre me vieron con gran orgullo, puede, que incluso con miedo, pero yo era muy pequeño para entenderlo. Mi madre se llamaba Akuya, era una mujer que yo consideraba preciosa, sus suaves plumas donde me encantaba acurrucarme, sus rígidos pero cálidos brazos, su personalidad tranquila, yo solo veía cosas buenas en ella. Mi padre se llamaba Niyami, heredé la parte final de mi nombre del suyo, precisamente ese ''yami'' significaba oscuridad, algo que me acompañaría el resto de mis días, mi padre era alguien no muy corpulento pero era muy inteligente, pero eso no le quitaba lo arrogante que a veces era. Algo que al parecer a mi madre le molestaba un poco.

Considero que el principio de mi infancia fue muy feliz la verdad, nunca me faltó de nada, lo único que recuerdo es que era muy tímido, en el jardín de infancia no solía jugar con nadie, mis padres me decían que prefería estar solo, sin embargo creo que ido mejorando ese aspecto de mi personalidad con el paso de los años.

Je... aún recuerdo mi antigua casa de la infancia, donde pasé muy buenos momentos, era una casa como cualquier otra, con paredes de un color púrpura que con el tiempo se fue deteriorando, el candelabro del salón que a mi padre le costó bastante poner en el techo, recuerdo el sillón viejo donde se sentaba mi madre a leer, si hay algo que recuerdo de mi madre es que siempre por las noches antes de dormir ella me contaba historias fantásticas y a veces lúgubres, pero sin duda eran la mejor medicina para el insomnio, algunas historias de las que me contaba yo me las grabé a fuego en mi memoria, recuerdo una de un pájaro que había nacido sin alas y que era rechazado por las demás aves, pero un día un grupo de cazadores fue al bosque donde vivían aquellos pájaros y empezaron a cazarlos furtivamente, estas aves por el pánico salieron volando de allí convirtiéndose en un blanco más fácil para los cazadores, el pajarito sin alas fue más astuto y se escondió dentro de un tronco, los cazadores nunca lo encontraron, aquel pajarito fue el único superviviente de esa matanza. 

Bueno me estoy distrayendo mucho con el cuento del pajarito, mejor continuó con mi historia.

Yo reitero que era feliz, tenía un diablito de peluche, no se si aún lo tendré, lo buscaré luego entre los estantes y armarios de mi cuarto. Desde pequeño supe que mi comida favorita eran las manzanas, esa textura, ese color rojizo que brillaba, lo bien que se sentía morderlas, su dulce sabor, sin duda un alimento exquisito. Recuerdo también que a veces mi padre me tocaba y cantaba suaves melodías, el tenía un piano que heredó de su padre, y lo tocaba a la perfección, echo de menos esas notas musicales sonando para mí.

A mi siempre me han gustado los colores oscuros, mi familia tenía en el trastero de la casa una buena cantidad de objetos extraños pero interesantes, en su mayoría heredaros por mis antepasados, como un reloj de cuco estropeado que emitía un sonido desagradable, una vieja katana con la que me hice un corte accidental en la mano al intentar manipularla, y el más grande y misterioso de todos, un ataúd de madera oscura, nunca me atreví ni yo ni mis padres a abrirlo.

Todo estaba bien, pero sentía que me faltaba algo, un amigo con quien hablar, con quien compartir.

Fue entonces que con 5 años, se manifestó mi singularidad. Dark Shadow

//Este es el primer capítulo de esta obra, lo iré actualizando con el paso de los días, nos vemos en tres siglos//


El lago de los cuervos caídos - La historia de Tokoyami Fumikage (Teoría)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora