☀︎︎B͜͡ L͜͡ O͜͡ G͜͡ ☀︎︎

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Hoy mis corazones de melón les contaré la historia de mi noviazgo, que aunque no ha sido exactamente perfecta es lo más hermoso que me ha sucedido

Él

Cuando conocí a él todo fue completamente normal, su mensaje no fue como los otros, este era sencillo y sin dobles intenciones, pero si se preguntan “¿Por qué le contestaste?” siento decirles que no tengo respuesta para dicha pregunta, solo contesté sin pensarlo... Quien diría que justo ahí comenzaría todo.

Los días pasaban, cada vez hablábamos más y más, esperaba su «Hola» cada noche y siempre llegaba, pero tanta cercanía hizo que sentimientos en mi corazón nacieran... Me dio miedo pero los ignore “Si los ignoran no están” pensaba continuamente, pero el corazón es muy terco si quiere algo hará lo posible por tenerlo.

Tuvimos una pelea, no recuerdo la razón, pero no nos hablamos por quizás una semana, las noches sin tus mensajes se sentía vacías y solitarias tanta tranquilidad le dio la oportunidad a mi mente para pensar y tratar de acomodar esos sentimientos que mi corazón no se cansaba de gritar, jamás olvidaré esa noche... Sola viendo el techo lo entendí “No puedo dejar que se vaya, no cuando mi corazón lo anhela tanto, no cuando con solo un mensaje me hace sonreír y mi alma se enciende con mi colores” me trague mi orgullo y te mandé un simple «Hola» porque si así comenzamos para tratar de arreglar todo esa me parecía la mejor palabra.

Esa noche comenzamos a escribir esta historia, esa noche por primera vez en mi vida confesé mis sentimientos, aún sabiendo lo mal que podía terminar... Me pediste ser tu novia, casi grito de la emoción, pero eran alrededor de la 01:00am así que me controle creo que decir mi respuesta está de más. Jamás olvidaré como me sentí esa noche.

Los siguientes meses estuvieron geniales, pero en un momento me quedé sin medios para enviarte cosa que en una relación a distancia fue lo peor que nos pudo haber sucedido, hablábamos muy poco, mi corazón se estrechaba por la tristeza, así pararon alrededor de 3 meses, pero me dio el mejor regalo para que eso no sucediera más, mi propio celular. Otra vez cada día una nueva conversaciones, nuevas sonrisas y mucha más alegría, todo fue color de rosa hasta los últimos meses de ese año.

Peleas y más peleas, me ignorabas y yo te hacía lo mismo, éramos groseros uno con el otro, todo se volvió muy tóxico. Tú tenías muchos problemas y yo estaba muy estresada por las últimas semanas de colegio, al mezclar todo eso pasó lo que tanto temía, habíamos terminado... Me repetía una y otra vez que ese no era el final del mundo, que esa presión en mi pecho y ese nudo en mi garganta que se formaba cada vez que escuchaba tu nombre algún día desaparecería, pero no, no podía con eso.

Un mensaje me llegó “¿Podemos hablar, por favor?” decía. ¡Claro que podemos hablar! ¡Te extrañe tanto! Gritaba mi corazón con alegría, pero mi mente me pedía tener cuidado, no soportaría una pelea más, un quiebre más. Aunque no es lo que deseaba únicamente te di una semana para demostrarme que todo iría bien, mi corazón me decía que no lo dijera, que esa idea de una semana era una equivocación y que lo mejor sería estar de nuevo como si nada, lo pensé, pero ésa semana tenía que existir... No podía soportar más tristeza.

Todo fue para bien, nos valoramos más, apreciábamos más los pequeños momentos simples. Llegó tu cumpleaños y me esmere tanto en esa carta que te hice que cuando la leíste tenía miedo de tu reacción... La amaste y yo ame que lo hicieras, en esa carta estaba plasmada mi versión más vulnerable, pasaron tres meses y llegó está vez mi cumpleaños, justo a las 12:00am llego algo para mí, una carta hecha por ti. Aunque no la pude leer hasta la tarde, ese día tuve colegio, pero cuando tuve tiempo y me senté a leerla fue tan ¿Cómo explicarlo? Tan maravilloso, la alegría inundo mi corazón y estuve a punto de llorar, fue le mejor regalo que he podido recibir.

Medio año pasó, otro aniversario llegó, este era el de dos años, otro carta te escribe mucho más larga que la última, tarde mucho tiempo haciéndola, días, semanas hasta meses, el resultado fue el que imaginé. Tú también escribiste algo para mí, me contabas esas partes de ti y tu vida que no te gustan demasiado, pensaste que no me gustaría tus palabras... Las amé, te mostraba real, esa carta eras tú.

Otro pelea llegó, mucho peor que las ya vívidas. No hablamos durante una semana, después conversamos de nuevo... Cuatro días después terminamos, lloré toda esa noche, también la siguiente y así dure durante dos semanas más. Te extrañaba, me preocupaba tanto no saber de ti, mí mejor amiga trataba de alegrarme no ella lo lograba, una idea me llegó a la mente “¿Y si tratamos de ser amigos?” pensé eso durante un tiempo, pero me ganaste y me escribiste justo eso. Claramente acepte

«Hola» todo comenzó de nuevo así, éramos exclusivamente amigos, todas esas veces que mi corazón suplicaba decirte cuánto te amaba, solo lo callaba, pero pasaba el tiempo y mis ganas de decírtelo crecían más y más, comencé a decírtelo de maneras no tradicionales, con detalles pequeños, en otros idiomas, hasta con indirectas (que soy pésimas con ellas) no sabía si lo notaba, pero al menos me ayudaba un poco.

¿Recuerdas esos vídeos que me recomendaste? Los vi todos, en uno de ellos decían “Nunca dejes de hacer algo por miedo” esas palabras me llegaron y lo hice, aunque moría de miedo te dije que te amaba, tú cómo siempre eres tan tú (¿Si me entiendes, no?) Solo dijiste que era lo que estabas esperando y respondiste como se debe.

Comenzamos de nuevo, está vez más unidos que nunca, ya se acerca tu cumpleaños y estoy escribiendo algo nuevo para ti... Con unas ideas nuevas. No sé si pelearemos de nuevo, pero si sucede se que no nos distanciará. Una vez hace años te comenté esa leyenda del Hilo Rojo Del destino, el hilo se puede estirar, jalar, torcer, enredar y trenzar, pero jamás se romperá y nosotros somos la viva imagen de ello.