La reunión del rey y el peón (Parte 1)

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Aunque al parecer en la actualidad todo el mundo ya lo tome como algo normal, lo cierto es que el mundo tuvo un gran cambio que al principio puso todo de cabeza en la sociedad como era conocida. En un día común como cualquier otro, sin saber cómo pasó ni el porqué de ello, marcas con las formas de las piezas de ajedrez comenzaron a hacer acto de presencia en los cuerpos de las personas sin distinción alguna, esparciéndose como si de un virus incontrolable se tratase por todo el mundo; aunque estas no eran marcas comunes y corrientes, aquellos que obtuvieron alguna de esas marcas comenzaron a despertar habilidades que podrían clasificarse como sobre humanas o incluso inhumanas, habilidades que dependían del tipo de pieza de ajedrez que tenían como marca en el cuerpo. Al principio la confusión, miedo y el desconcierto devoraron al mundo, pero conforme fue el pasar del tiempo la sociedad se fue adaptando a este drástico cambio en su vida, viéndolo ahora como una parte más de su día a día en donde incluso lo que era capaz de ofrecerles esas marcas lo vieron como una de las más grandes fuentes de entretenimiento de su vida.

En el tiempo actual, en una cierta ciudad de Japón, el medio día se encontraba presente en la ciudad. Como uno de los cambios que surgió a partir de ese extraño fenómeno de las marcas de ajedrez, los institutos ahora se enfocaban no sólo en aportar el conocimiento común que ya se impartía antes, sino que también se encargaba de impartir el conocimiento que se tenía con respecto a las marcas que más del 80% de la población mundial actual poseía, así como clases especiales para enseñar a los jóvenes a poder controlar y mejorar los atributos/habilidades que les ofrecían sus marcas al ser estas activadas. En el interior de los amplios terrenos del instituto principal de la ciudad que parecía sacado de una película por su gran cantidad de jardines y espacios verdes en general, dentro de un aula del edificio de las clases normales se encontraba un chico de cabello gris oscuro mirando hacia la ventana con sus serios ojos gris claro mientras que esperaba el siguiente periodo.

—Supongo que iré por algo de beber.

Levantándose de su butaca, el chico salió hacia el pasillo y caminó hacia las escaleras que lo llevarían hacia la entrada del edificio donde se encontraban ubicadas algunas máquinas expendedoras en las que usualmente compraba. Ya en las afueras del edificio, el chico se encontraba tomando su bebida mientras observaba a los múltiples estudiantes pasar, centrando su vista principalmente en lo que parecía ser un inmenso estadio que estaba a la distancia, pero se mantenía aún dentro de los territorios del instituto.

—Espero que no haya heridos durante los Chess game que se lleven a cabo en estas semanas, sería muy malo que alguien saliera mal herido por una tontería como esa.

Hablando con esa voz exhausta, el chico tomó otro sorbo de su bebida mientras esperaba a que el sonido de la campana lo alertara con respecto al inicio de su siguiente clase "normal", mientras seguía mirando ese edificio similar a un estadio.

Otro de los cambios que hubo en la sociedad y que fue el más grande y aceptado por la población en general fue la creación de los Chess game, combates por equipos de poseedores de marcas, en donde los equipos se componen exactamente igual que las piezas por bando en los juegos de ajedrez, 1 Rey, 1 Reina, 2 Torres, 2 Alfiles, 2 Caballos y 8 Peones, en donde el objetivo principal es derrocar y/o derrotar al rey enemigo. Aunque tenga similitudes con el ajedrez convencional en algunos aspectos, lo cierto es que los equipos no tienen que moverse por turnos y son libres de moverse por toda al área en donde se desarrolle el Chess game, volviéndolo más precisamente una batalla campal entre dos equipos de personas poseedoras de marcas.

Durante las tardes, los estudiantes de los reformados institutos eran agrupados con los de su misma marca y año para recibir sus clases especiales en los 2 edificios para clase teórica y para clase práctica que correspondían a la pieza que tuvieran por marca, siendo nombrados dichos pares de edificios como sus respectivas piezas que tomaban bajo tutela, los edificios del Rey, de la Reina, del Alfil, del Caballo, de la Torre y por último los edificios del Peón, ubicados en diferentes partes del instituto. Cada edificio práctico se encontraba equipado con los necesario para ayudar a incrementar, controlar y entrenar los atributos específicos de cada marca en especial. Al principio se tomó mucho tiempo, esfuerzo y dedicación el poder comprender y entender cuáles eran los atributos que esas marcas le otorgaban a sus usuarios, pero con el tiempo fueron descubiertos y dados a conocer al mundo:

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