Intenabo

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⚠️ Advertencia de angst y
mención de suicidio ⚠️

Las palabras de Horacio se repitieron en su cabeza por enésima vez.

"No me contesta las llamadas ni los mensajes, me manda directamente al buzón"

Casi cuatro semanas y Gustabo no daba señales de vida. Nadie sabía dónde estaba, no había rastro de él en ningún lado, no contestaba el móvil y su departamento estaba vacío. Habían patrullado cada una de las calles del sur, cada una de las vías del norte. Habían asistido al aeropuerto con orden de un juez para acceder a la información de la aerolínea y confirmar que no se haya ido, e hicieron lo mismo con la aduana, pero aún así, no había absolutamente nada que les dijera su paradero ni como estaba.

Conway estaba desesperado, su humor era aún peor y el 90% del tiempo sus subordinados se llevaban gritos que no merecían debido a la frustración que lo atormentaba. Pero es que debían entenderlo, tenían que entenderlo. No sabía que sucedía con Gustabo, ni cómo estaba, o dónde estaba. No tenía pistas, ni pruebas o un puto hilo del que tirar para poder hallarlo. Desconocía si se encontraba en peligro, si estaba enfermo, herido.

Desconocía todo, y no soportaba aquello.

Miró su despacho una vez más, con la impotencia recorriéndole el cuerpo y la angustia quemándole el alma.

Sacó su móvil del bolsillo, e intentó llamar de nuevo. Aquella voz robótica y molesta saltó al instante, confirmando algo que él ya sabía: Gustabo no iba a contestar.

-¡Joder!

Entonces, sin soportarlo mucho más, se dejó caer en su silla casi con violencia, derrotado y enterrando su rostro entre sus manos. Quería gritar, golpear algo, destrozarlo, destruirlo, quería dejar de sentirse impotente e inútil. Porque en esos momentos, solo era eso. Un inútil incapaz de encontrar a uno de sus agentes, a una de las personas a las que más le tenía aprecio.

Soltó una exhalación exasperada, y aún en la misma posición, su mente traicionera comenzó a maquinar recuerdos que prefería ignorar en esos momentos porque simplemente volvían todo más insoportable. No pudo, no podía, no si al menos en aquellas imágenes que proyectaba su consciencia podía ver de nuevo a Gustabo. Recordó como lo conoció, como se esforzó para que él y Horacio pudieran entrar al CNP, como le gustaba su trabajo y e hizo lo mejor que pudo para superarse.

Reconoció como poco a poco Gustabo lo hizo ceder, lo hizo dudar, lo hizo sentir culpable por sentir algo por alguien más que no sea su difunta esposa. Como entró en conflicto entre lo que creía incorrecto y lo que él quería. Como pasó de sentirse solo y miserable, a sentirse acompañado y mínimamente más vivaz, como finalmente cayó a los pies de Gustabo, y este en lugar de pisarlo, lo levantó y posicionó a su lado. Como aprendió a apreciarlo, como aprendió a hacerle un espacio en su corazón podrido y resquebrajado. Como... con solo una caricia podía encender su cuerpo de maneras que no creía posibles.

Pero también recordó... recordó como su estabilidad emocional se quebrantó durante una operación que no tenía que haber llevado a cabo debido a su fragilidad mental. Recordó como lo perdió ya una vez por un trastorno que no previó a tiempo y dejó que lo consumiera. Como tuvo que internarlo en un psiquiátrico por casi cuatro años para poder controlarlo.

Su mente comenzó a traicionarlo y ya no quería pensar en eso, tenía suficiente con no encontrar a Gustabo. Tenía suficiente con la posibilidad de perderlo por segunda vez, y esta vez, sesiones de terapia y sedantes no lo traerían de regreso.

Se levantó de la silla enfundando el arma y el taser que estaban en el escritorio, y tomando su radio comenzó a hablar con voz grave e imponente, disimulando la fragilidad que la situación aterradora le proporcionaba.

GTA V ROLEPLAY - Oneshots [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora