I- Ya me Canse de Esperar

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-3 semanas antes-

   El orfanato Blue Spark, un lugar en el cual albergaban a niños y jóvenes huérfanos de todas las edades, razas y discapacidades. Uno de los mejores pagados por el gobierno que poseía unas muy bien capacitadas instalaciones, un personal muy amable y entre los primeros orfanatos a los cuales las parejas con deseos de adoptar acudían.

   Muy bien administrado y con un buen sistema educativo interno hasta secundaria media, allí residían tranquilos más de 400 niños, de entre los cuales, los mayores, se encontraba un chico de cabello azul oscuro y ojos marrón chocolate, un joven llamado Valt Aoi, de recién cumplidos 16 años, 1,66cm, piel ligeramente bronceada y en perfectas capacidades, huérfano desde los 4 años y que había permanecido en ese lugar desde aquella edad.

   Uno de los más antiguos residentes del orfanato, el cual había tenido un sinfín de amigos de los cuales poco a poco acababa despidiéndose hasta estos días, un ejemplo para muchos menores y una persona muy energética.

   Era conocido por ser un tanto travieso desde que logro superar su perdida, muy valiente y que la palabra aventurero en él se quedaba corta. Tanto, que desde los 12 años había logrado encontrar una manera de escapar, y de explorar el mundo exterior, logrando coordinarse con los horarios para que nadie notara su ausencia y escapándose con la agilidad de un gato en la noche.

   Incluso se había hecho amigos cercanos a su edad en lugares no muy alejados del Blue Spark, ya había logrado conocer un poco del mundo a pesar de todo.

   Pero...

   Eso no evitaba que extrañara en demasía a cada uno de los amigos que había hecho en el orfanato y de los cuales había tenido que despedirse, y llegar a sentirse peor ya que, con cada año que pasaba, aun no había aparecido una pareja que deseara adoptarlo.

   Eso no evitaba que extrañara en demasía a cada uno de los amigos que había hecho en el orfanato y de los cuales había tenido que despedirse, y llegar a sentirse peor ya que, con cada año que pasaba, aun no había aparecido una pareja que deseara...

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   En su cumpleaños número 16, decir que se había resignado a nunca tener una familia no fue algo fácil, ni menos que recibiría una idea tan descabellada.

   Incluso aunque en el orfanato le hicieran una pequeña celebración, aquella calidez que todo el mundo le daba no era suficiente para llenar el agujero que desde hace ya mucho tiempo había sentido y que solo crecía cada día más.

   Y luego de eso, ya durante la tarde, se fue a encontrar con uno de sus amigos más cercanos que tenía afuera, siendo un chico llamado Rantaro Kiyama de 17 años, rubio, al menos 14cm más alto que Valt, que trabajaba en un mercado vendiendo frutas en el negocio familiar, con el cual fue a tomar un helado, ya que esa fue la manera en que el chico quiso celebrarlo con él.

   Y el rubio había logrado darse cuenta de la apagada actitud del peliazul.

   Ya empezaba a caer la noche cuando ambos chicos habían comprado sus helados y habían ido a un parque cercano a comerlos, aunque más que parque parecía un zoológico simple, porque seguido habían varios animales como gatos, perros, aves variadas por las gran cantidad de árboles que allí había, incluso conejos, uno que otro zorro, mapaches y si lograbas ver atentamente también topar y pequeños ratoncitos, ni que decir de las muchas mariposas.

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