Stupid Questions_(YULYEN)

Cap 16

—¿Qué tanto estás pensando? —Preguntó la de castaña sin obtener una respuesta. —¿Hola? ¿Yena? —La chica chasqueó frente a ella repetidas veces hasta que la hizo salir de su mente. —¿Qué dijiste?

Hyewon bufó. —He estado hablándote desde hace rato y tú sigues mirando a la nada. ¿Pasó algo para que estés distraída? No creas que no me he dado cuenta de tu comportamiento en estos últimos días, comienzas a preocuparme. —Habló tomando la mano de la rubia con preocupación, pero Yena la quitó de un solo movimiento.

—Lo siento. —Las personas en la mesa cerraron su boca en cuanto se levantó y se marchó con pasos rápidos perdiéndose entre los estudiantes que salían al receso del medio día. Habían pasado algunos días y no tenía idea de qué había pasado con Yuri y aquello la preocupaba.

¿Por qué? Ni ella misma sabía por qué se preocupaba de esa manera, no la conocía, pero parecía como si estuviera desarrollando sentimientos por ella. Era todo demasiado confuso.

Su mirada iba de un lado a otro y luego se dirigía al piso, observando sus zapatos. En tan solo unas pocas semanas, ya casi un mes, una chica misteriosa había comenzado a adentrarse a su vida de una manera extraña, invasiva. Yena nunca en la vida dejaría pasar a alguien a su pequeño y diminuto mundo pero lo había hecho desde el primer día que respondió las preguntas tontas de Jo Yuri. ¡Nunca se le pasó por la cabeza que el ciclo de comedia romántica se cumpliría en su situación!

Lo más ridículo era que se preocupaba con solamente no verla, incapaz de saber algo más sobre ella. Quería verla y cerciorarse de que estaba bien. Pero por otro lado, deseaba dejarla pasar como si no hubiera causado nada. Como si las notas que alguna vez lograron alegrarle el día nunca hubieran existido.

Estaba preparada para gritar de la frustración por todo cuando una bola de papel impactó contra su cabeza de manera inesperada. Parpadeante, se giró de ambos lados y observó una nota violeta a lo lejos. No dudó en acercarse y la tomó mirando hacia todos los lados, no había ninguna alma en esa parte de la institución.

Con cuidado de no romperla, la abrió.

Hola Yena.

Solamente quería decirte que todo esto fue culpa mía. Te pido perdón de todas las formas aunque sea incapaz de plantarme frente a ti y decírtelo a la cara. Desde un principio supe que esto iba a ser realmente inútil, ¿de verdad hiciste caso a mis notas con preguntas estúpidas?

Porque eso es lo que son. Preguntas estúpidas que nunca debí haberte escrito para ahorrarme este problema.

Sé que odias este tipo de cosas y ahora también me odias a mí. Es duro de leer, ¿verdad? Bueno, no creo que te importe después de haberme llamado enferma y otros insultos que no planeo escribir aquí.

Gracias por hacerme darme cuenta de la persona que en realidad eres.

—¿Qué?

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