Final.

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Jimin guardó la carta que recién terminaba junto con las otras. Sus pequeñas manos acariciaron con suavidad, casi con miedo la caja donde sus pensamientos, su amor, tristeza y sus deseos de ver a Yoongi yacían.

No se podía creer que tantos meses hubiesen pasado ya. Pero tampoco podía reunir las ganas o el coraje para seguir adelante su vida sin su otra mitad. Sin la otra parte de su alma a la que su lobo le aullaba cada noche de forma desgarradora. Su lobo lloraba la pérderdida de esa única persona que estaba destinada para él. De esa que se suponía debía convertirse en su mejor amigo, su amante, su soporte, su vida.

Y Jimin lloraba con él. Sintiendo la pérdida de su mejor amigo y su primer amor como si hubiese ocurrido ayer, cada día de su vida. Viviendo una vida en la que no se sentía vivo a pesar de comer y respirar como todos los demás.

Hasta que llego el dia en que dejo de sentir a su lobo ese que extrañaba a su alfa,el sabia que era cuestión de tiempo para que también el se fuera.

La frialdad de su cama lo recibió como su vieja compañera de penas. Siendo el único testigo de su dolor, de sus lágrimas y de todos los sollozos ahogados que había reprimido para no molestar a sus padres. Arropandolo en la frialdad de la noche, sin ser un consuelo real.

La oscuridad y la inconsciencia llegó como siempre llegaba. Sin avisar, sin pedir permiso pero siempre estando feliz de recibirla, porque significaba que podría ver a su hyung, aun que éste nunca hablase con él.

Jimin despertó en un prado verde, rodeado de pasto recién cortado que se extendía en una páramo sin fin. Su cabeza estaba recostada en una superficie blanda y sus suaves cabellos estaban siendo acariciados por largos dedos que nunca pensó sentir otra vez.

Una suave y amorosa sonrisa de dientes blancos y encías rositas le dió la bienvenida al lugar, haciéndolo darse cuenta que descansaba sobre las piernas de su hyung como cuando eran más jóvenes y compartían sus sueños y esperanzas para el futuro. Justo como en aquella época en la que no sabían cómo se presentarían o quien sería su alma gemela, pero aún así sintiendo el tirón del imprevisible amor entre ellos.

Los ojos se le llenaron de lágrimas, perdiendo de vista a Yoongi por un segundo debido a las mismas.

—Hyung...

Yoongi sonrió comprensivo, apartando con suavidad las calientes lágrimas que se derramaban por las mejillas. Besando la frente y ambos ojos con amor.

—Todo está bien, Jiminie. Ya no llores más. Me pone triste verte llorar cada día.

Jimin se levantó de sus piernas como impulsado por un resorte y se arrojó a los brazos de Yoongi, que le esperaba con los brazos abiertos, con los ojos cristalizadoss y todo el amor que no le había podido dar por largos meses, que no le había podido dar en vida. Jimin colocó su nariz sobre el cuello de su hyung, inhalando ere aroma que había extrañado tanto. Ese que se había desvanecido del sueter de Yoongi que tenía colgado en su clóset y que ahora podía oler.

—Hyung... te extrañé tanto. Era capaz de verte en mis sueños pero nunca de estar cerca de ti o de hablarte. No me quiero ir... quiero quedarme aquí contigo.

Los brazos de Yoongi se apretaron con más fuerza a su alrededor, enterrando la cara en el cuello del menor.

—Entonces quédate.

Jimin se alejó de su cuello, colocando frente contra frente, con los ojos cerrados y las lágrimas bajando por sus sonrojadas mejillas. Una pequeña sonrisa estaba en sus labios. Y de igual forma, se encontraba Yoongi imitando sus acciones. Disfrutando de ese momento.

—Hyung, ¿me encontrarás otra vez en nuestra próxima vida?

Yoongi le tomó las mojada mejillas con ambas manos, apartando las lágrimas, para después dejar un pequeño beso en los abultados labios que tanto había extrañado.

—Siempre te encontraré, mi amor. En la próxima vida y en las que siguen. Y te amaré cien veces más por todo el amor que no te pude dar en esta. Siempre estaremos juntos.

—¿Y tendremos cachorritos?

Yoongi sonrió, besando otra vez esos labios carnosos que pensó no vería en muchos, muchos años más.

—Todos los que tu quieras...

—¿Hyung...?

—¿Si, Jiminie?

—Ya no tengo que dedicarte mis post datas, por fin te las puedo decir en persona...Te amo, hyung.

                                                                          🐣❤🐱

—Jimin, cariño. Es hora de despertar.

Dijo la omega, acercándose a la cama de su hijo con una sonrisa. La imagen que vió la hizo sonreír con tristeza. Su cachorro dormía con una sonrisa tranquila, completamente en paz mientras una solitaria lágrima resbalaba por su rostro, empañando la belleza de su tranquilo sueño.

La omega se sentó a su lado, acariciando los suaves cabellos de su retoño.

—Jimin... es hora de despertar.

Le dijo otra vez, moviendo su hombro con delicadeza, sin obtener una respuesta otra vez, sintiendo que algo estaba mal. Una vez más movió a su hijo, notandolo frío en sus manos.

—¿Jimin? ¡Jimin! ¡No, Jimin, no!

Tomando a su hijo entre sus brazos, lloró. Lloró todo lo que su desgarrado corazón de madre podía dar, porque sabía que su hijo no despertaría más. Que al igual que su alma gemela meses atrás, él también se había ido. 

Fin.

Hola yoonminSam aquí de todo corazón espero que les haya gustado esta mini historia,quiero agradecerles a todos por leer,comentar y votar me hacen muy feliz.

y también quiero agradecerle a mi amiga
RMbiased1907 por ayudarme con el capitulo final y también por darme un empujoncito para escribir se que no soy la mejor pero lo estoy intentando.

también los invito a pasar por mi perfil y leer lo que he publicado si es de su agrado.

¡nos vemos en la proxima!

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"𝙿𝚘𝚜𝚝 𝚍𝚊𝚝𝚊: 𝚃𝚎 𝚊𝚖𝚘, 𝚑𝚢𝚞𝚗𝚐" [YoonMin]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora