Crisantemos

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Crisantemos...

Él los había olido. Crisantemos en pleno verano oscuro. Empiezas a olerlos, son crisantemos frescos, ¿recuerdas dónde se suelen usar estas flores? Cuando pasas por un cementerio o un lugar abandonado, ahí están los crisantemos. De pronto, al recordar, el terror tiñe tu cara de blanco.

Él sabía en dónde usar crisantemos, es por eso que te sigue a paso lento, sabiendo cuál es tu destino y esperando el momento exacto para llevarte consigo.

Tan solo una vuelta a la esquina y ya estás en casa. Te apresuras a entrar.

<<Ahh~>>

Un suspiro de inframundo. Tan frío como un muerto y tan escalofriante como un demonio. Corre por tu oreja y pasa a tu nuca. Te da un escalofrío y empujas la puerta sin querer mirar atrás tuyo.

¿Cómo es que entras sin notar que la puerta está sin seguro?

Vas a tu habitación a paso veloz. Te dejas caer en la cama sin siquiera cambiarte de ropa. Fue un día cansado, extraño y solo quieres que termine. Tienes frío y escuchas el viento chocar contra una ventana abierta.

¿Estás realmente solo? ¿Es eso el viento?

Vuelves a sentir un par de ojos sobre ti. Te analizan y ven hasta lo más profundo de tu ser. Aún con temor y recordando aquel suspiro en la entrada, logras alejar esas sensaciones y decides ir a cerrar esa ventana. Piensas que, al cerrarla, podrás descansar en paz.

No sabes que al final así será

Llegas al origen del ruido, tomas la ventana y decides ver el exterior nocturno. Es una hermosa noche a pesar de todo. La luna se encuentra en su punto más alto, dejando entrar su luz a través de la ventana. Es un farol solitario que ilumina lo suficiente para dejar ver cómo una sombra se cierne sobre ti, pero ya es tarde para percatarte de terceros.

Un cuchillo. Parece cortarte a la mitad.

Tan solo unos segundos bastaron para que un filoso cuchillo se enterrara, pesado, en ti. Fue alguien con práctica, o tal vez se preparó para ese momento. De todas formas, no llegas a saberlo nunca.

En el momento en que tu cuerpo toca el piso, alcanzas a escuchar otra vez ese sonido que parecía ser la ventana. Es persistente y sientes como el helado inframundo llega a tu cuarto. Un latido después, yaces sin vida. Todo se vuelve silencio y oscuridad, dentro de aquella habitación con un Barquero sonriente frente a ti.

¿Te agrada la historia? Entonces continúa, que tu camino aún no termina

Te mira y sonríe. Se burla de tu corta vida, acabada por un descuido. Sientes un gran dolor que recorre tu cuerpo. Te asusta ese dolor. Sabes que tienes un cuchillo a tu espalda, pero tu malestar no viene de ahí.

Es un dolor de muerte.

Cuando te das cuenta de lo que sientes, él te toma en brazos. Toma tu esencia y alma. Tu cuerpo ahora no es más que un contenedor vacío.

Y de pronto, ves con angustia a tu alrededor, un par de pasillos oscuros están frente a ti, el frío los recorre, no obstante, apenas lo sientes, no percibes nada de tu cuerpo. Te preguntas ¿Qué sucede? ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde te encuentras?

Sin previo aviso, un mareo te golpea, comienzan a recorrerte varios escalofríos.

Ves gente pasar, gente que no conoces. Preguntas con desespero dónde estás, qué sucede, pero no recibes nada más que silencio como respuesta. Decides que es mejor ir tras ellos que quedarte allí, caminas un rato como un autómata sin saber hacia dónde. Es entonces cuando un sujeto alto y encorvado clava su mirada en ti. La sientes, alzas la vista y te encuentras con un par de ojos negros, que a pesar de parecer infinitos parecen estar vacíos, carecer de espíritu, sin saber por qué te diriges hacia él.

El Último CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora