"Traición al descubierto"
Valeria se sentía sin alma, sin voz, ni aliento, miraba el celular en estado de parálisis, se negaba una y otra vez lo que había escuchado. Entró al salón buscó su puesto metió sus cosas en el bolso y salió bajo la mirada del profesor de lenguaje musical. Su mejor amiga, su hermana, su confidente, su único corazón había fallecido. Maldijo en voz baja, los ojos le ardían por soportar el llanto, odiaba que la vieran llorar. Caminaba rápidamente por los pasillos de la facultad, hasta que decidió dar una carrera hasta la entrada, cruzó la entrada de la universidad en colapso, sus manos temblaban, estaba entrando en pánico. Se repetía una y otra vez, que lo había escuchado, oído no era cierto, ella no podía morir ahora, le quedaba mucho por vivir. El doctor le había dicho el viernes que ella viviría unos años más, el lavado que le hicieron daba buenos efectos. Qué carajo había sucedido, se preguntó a sí misma.
No tenía razón ahora, no sabía qué debía hacer. Caminaba de un lado para otro en la parada de buses, algunos la miraban por su actitud, su aspecto era deprimente. Susurra el nombre de su amiga con nerviosísimo. Debía irse inmediato ante de que llevaran a Paloma, su amiga, a la morgue. Tomó impulso y sin ver a los lados caminó hacia la avenida, en la que un carro frena ruidosamente impidiendo un accidente, Valeria suelta un enorme grito haciéndola caer de rodillas al pavimento, todos la miraban horrorizados y comentando que estaba demente, cruzar por debajo de una pasarela era un alto riesgo.
Valeria hipeaba, lloraba temblorosamente, sus manos cubrían su rostro. Sintió que alguien se colocó a su lado e intentaba abrazarla, y ella se levantó rápido.
- Lo...siento...- dijo Valeria viendo al hombre de traje que se levantó al mismo tiempo que ella lo hizo.
- ¿Te encuentras bien?- dijo Marcos preocupado, primera vez en la vida que le había ocurrido algo así. Ella asiente devolviéndose a la acera de la parada abrazándose a sí misma.
Marcos miró en sus ojos dolor, quería ayudarla, casi no la atropella. Él la siguió. – Perdón, venía atendiendo una llamada, puedo llevarte a tu casa, no sé como disculparme. – añadió mirando a la chica que tenía la mirada lejana a la realidad o lo que él le decía.
Toca su hombro y ella se estremeció por el toque, era delicado. Valeria lo mira sin saber qué responderle, suponía que le había dicho algo, pero estaba aun impactada.
- Puedo ayudarte, te ves mal.- dice Marcos aprovechando que lo miraba.
- Llévame al hospital. Mi mejor amiga acaba de morir.- dice Valeria con voz raposa, Marcos queda lívido con lo que ella le dijo. Sin embargo, asintió y la subió al auto. Muchos miraban la escena sorprendidos, no porque a Valeria la iban atropellar, sino por lo guapísimo que era Marcos, algunas que estaban allí suspiraban deseando ser Valeria.
De camino al hospital, Valeria no dijo ni una sola palabras, su miraba iba perdida por la ventanilla. Marcos se sentía mal por ella, había comprendido su actitud.
- Lamento la perdida de tu amiga, debe sentirse amargo.- dice Marcos con voz baja.
Ella volteó a verlo y asintió. – Muchas gracias, es usted muy amable.
-No tienes nada qué agradecer, cualquiera podría optar tu actitud al saber la muerte de un ser querido.
Valeria suspira queriendo llorar, Marcos entendiendo se orilló cerca de la entrada del hospital y la abrazó. Al principio ella quedó sin saber qué hacer, pero luego se dejó y lloró, empapando la fina camisa que Marcos llevaba puesta.
- Shh...Llora lo que quiera, estoy aquí. – dice Marcos acariciando su espalda suavemente.
Valeria se sentía que estaba protegida, que su pecho era su refugio, a lo que le pareció extraño, porque ese hombre era un desconocido. De inmediato se apartó.
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Un amor sin final
RomanceMarcos Lowen llevaba todo en un orden perfecto, no había errores ni equivocaciones. Sus planes futuristas parecían ser diseñados por unos de los mejores arquitectos del mundo, donde su resultado era ambicionado por muchos de sus amigos. Pero una ll...