Harry estaría esperándolo en la esquina de su manzana en 20 minutos, según lo que había calculado Louis.
Quizás era una locura salir de madrugada a esperar a un hombre con el que jamás se había visto bajo circunstancias normales. Pero Louis estaba tan enamorado de Harry que no le importó.
Cerrando su campera, abrió las puertas de la pequeña ventana que había en su habitación. Esa que la había ayudado a escaparse de fiesta o a meter a algún muchacho a su habitación.
La que sus padres creían que no se podía abrir hace años.
Su habitación estaba en el segundo piso, por lo que trepó hasta la rama de aquel viejo roble que adornaba su patio. Maldijo al perro de la vecina que ladro como condenado.
Camino hasta la esquina. Rezando que nadie note que faltaba. Pidiendo que esta le salga tan bien como las otras.
Ahí estaba estacionado el auto de Harry. Corrió hasta el y dio tres golpecitos en la ventana. Hacia frío, estaba nervioso y quería dormir.
Harry lo sintió adentrarse al auto. Vio a una de las personas más bellas que conocía, no sabia si era porque estaba sensible o porque la madrugada lo ponía sentimental, pero acaricio la mejilla de Louis como si lo conociera de toda la vida.
"Tengo frío" escucho susurrar al menor.
Harry prendió la calefacción. Louis lo vio tirar su asiento hacia atrás, quedando recostado. Enrojecio cuando sintio sus grandes y firmes manos en su pequeña cintura, agarrandolo y sentandolo sobre su regazo a horcajadas. Louis se acostó en su pecho.
No sabia ni creía lo que estaba pasando. Pero se sentía enamorado.
"Harry te quiero besar"
Louis no era conocido por ser tímido. Cuando tenia un impulso lo hacía florecer. No le importaba quedar como nada, solo seguía a su corazón. Su corazón decía que tenía que devorar los labios de aquel hombre que olía a miel y a llanto.
Harry lo miró y le sonrió. Le agarro la nuca con firmeza y lo beso.
Firme, brusco, pero a la vez tan dulce. Louis se sentía un bebé arriba de aquel hombre.
"Hace calor aquí"
Louis río y siguió besando a Harry.
hola, sí, adiós.