Jimin un chico de 24 años criado en una familia con problemas de alcohol y drogas quien conoce a Jungkook, un chico de 20 años de igual o peor condición que él. Ambos encontrarán amor en condiciones deplorables del cual intentarán salir o tal vez hu...
Había pasado una semana de aquella vez en casa del chico, pero no quise regresar a pesar de su invitación, es cierto que me sentí bien estando con él y su hermana, pero había algo que me inquietaba y por más que trataba de entender el por qué me hacía sentir de esa manera no logroba procesarlo, así que traté de seguir con mi vida y no darle importancia.
Después de unos trabajos complicados y mucha sangre correr, obtuve una muy buena paga, necesitaba mi medicina, quería olvidar el peso sobre mi alma y al chico que se había sumado a mi pesar diario.
Así que... evité volver a "El Hilo" de esa manera no tendría que cruzarme con él, por ello mandé a un conocido a que comprara lo que tanto necesitaba, realmente no quería verlo, pero como dice el dicho, si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña y así fue como este ser irrumpió en mi vida tal cual perfecto asesino.
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__ ¿quién mierda es? __pregunté a duras penas y enfadado, el polvo ya estaba haciendo efecto en mi.
__ ¡Soy yo!! ¡El chico, Jungkook!!!
__ ¡vete! ¡Déjame en paz! Estoy en una nota muy alta. __ lo estaba y escuchar su voz me inquietaba por completo.
__¡déjame entrar!!! Me costó encontrar tu apartamento, no me iré, esperaré aquí. __ me dijo insistente, pero dejarlo entrar solo sería un error.
__ ¡Mierda chico!!! No abriré, quedate ahí si quieres. __ fue lo último que dije y volé, volé tan alto que no recuerdo absolutamente nada.
Para cuando reaccioné ya era de noche, esta vez me había pasado, el dolor y la inchazon en mi cabeza me hacen saber que caí al piso o me golpeé con algo, la secuela del polvo me estaba causando cada día más daño, no recordar era uno de ellos y caer sobre cualquier cosa últimamente era parte del abuso del mismo. Abrí la nevera y saqué hielo, el cual coloqué sobre la inchazon, dolía tanto que fue necesario tener que salir a buscar una pastilla para aliviar el dolor, me miré en el espejo y estaba espantoso, pero no me importó, abrí la puerta y sobre el piso y dormido estaba él, tal vez esperandandome ¡no lo sé!, cerré la puerta con delicadeza no quería que me viera, al menos quise hacer el intento, pero cuando lo sobrepase alzando uno de mis pies el cogió mi tobillo con mucha fuerza.
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