Capitulo Uno | Familia |

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Cuáles eran esos deseos carnales, perdidos en una jerarquía sin fin. Humanidad la cual estaba hundida entre guerras y sangre, en un pozo sin fondo llevando a convertirse en seres vulgares y salvajes bajo la mirada de Dios. Tenía una idea en la cual sobrevivían seres inmundos que pronto debían ser castigados... Pero simplemente un Dios se apiadó de ellos.

“¿Que hay más allá de esos pecadores?” fue la incógnita que llevo a ese ser celestial a frenar sus planes de extinción.

El Dios de largos cabellos negros observo desde su pedestal a los humanos, criaturas que no merecían ningún trato especial, no merecían ningún acto de bondad por parte de los Dioses pero... ¿Por qué este Dios decidió concederles una oportunidad?, ¿Que vío en ellos para querer ayudarlos?

El Señor Diez, el Dios más poderoso y fuerte existente nunca dijo nada simplemente decidió su veredicto, sin reunión del jurado universal.

¿Quien es este hombre? Eso es fácil.


Diez, a pesar de tener un nombre tan excéntrico es un Dios Universal desde nacimiento o como el mismo se catalogaría "un Dios de principio a fin”. Todos los dioses más que temerle tenían un gran respeto por él, su gran poder asemejando al de un Dios Oscuro como lo fue su padre Gerek quien tenia el sueño de que su primer hijo fuera un Dios de oscuridad justo como él mismo, un heredero de sangre pura.

No obstante. Al nacer el señor Diez ninguna flor negra crecio. La flor negra, que indicaba cada 1000 años el nacimiento de un Dios de Oscuridad nunca apareció haciendo enojar profundamente al Dios Gerek, ni siquiera la flor blanca que anunciaba la llegada de la Diosa de la luz ascendió de la pura tierra. Decepcionado obligó al Señor Diez a ser el Dios Universal y en contra de su voluntad ser la figura autoritaria de los dioses.

siempre cuenta su pasado y cada vez que la cuenta se puede sentir triste y desconsolado... cada vez más nostalgico...

—Yo siempre quise ser un jardinero pero mi padre no pensaba igual... La edad hace al sabio pero si te apresuras a crecer te harás más tonto.—comentó de manera agridulce pero sin abandonar su expresión suave, el Señor Diez.

—Lo sé pero es que... ya quiero ser como tú. —Habló cabizbaja la pequeña de tan solo 13 años. Nieta del Señor Diez. —¿Oye entonces por eso creaste los rosales celestiales?

El asintió en respuesta. —Cada una indica la vida de una persona en todo el multiverso y los colores indican a que grupo pertenecen; la blanca representa la llegueda de la diosa de luz, la negra al dios de la oscuridad, las azules son los cosmicos... —se quedó pensando en un buen ejemplo. —Como tu padre Lazarock, las rosadas a los Dioses universales tal como puedes comprobar en tu madre Camila y tú tía Thania

—Pero la mía es dorada... entonces,¿a que grupo pertenezco, abuelo?

—Querida... —se acerco y susurró con ternura. —Tengo una interesante teoría de que perteneces al jurado universal, tú predeciras, sentirás o experimentarás que va a pasar según sea el poder que te corresponda... Dentro del futuro, el pasado o incluso el presente. Decidirás el destino de un individuo.

—Solo promete nunca juzgar sin conocer sus razones, cariño. —soltó acercándose a ambos una mujer de ojos rubí.

El mayor sonrió al escuchar la voz de la mujer. A veces la pequeña Cristal quería preguntarles como se habían conocido, En efecto, esa mujer era Sofia Collins, una humana. Lo único que Cristal conocía era que ella solía ser una científica astrónoma y un día cualquiera por casualidad del destino se encontró con su abuelo... Y pues... Lo demás solo sería testigo el aire.

A veces pensaba que ella es a razón por la que su abuelo no extinguió a la raza humana, en su lugar si no fuera así ya no existiera humanidad.

—Otra vez esta teniendo sus conversaciones mentales... —menciono a su esposa mientras observaba a su nieta quien se encontraba ensimismada pensando en todo lo anterior narrado. —Empiezo a preocuparme.

Entre el Día y La Noche -Escribiendo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora