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- ¿Estás seguro de lo que haces? - Sehun observaba con curiosidad a su amigo.

- ¡Claro! Es muy fácil, solo hay que conectar el pendrive, descargar el archivo en la computadora, abrirlo e instalarlo. - Dijo aplaudiendo.

- Bueno, como digas. ¿Dónde lo conseguiste?

- Un compañero de la universidad me lo pasó, dijo que la temática es de terror y que los gráficos no son tan buenos.

- Debe ser una creación independiente.

- Tal vez, eso es lo que vamos a ver.

- ¡Kai! ¿Descargaste esta cosa en mi computadora y aún no sabes qué es?

- En mi defensa pensaba hacerlo en mi computadora, pero como se la presté a mi Kyung, obviamente no pude hacerlo.

- ¿Y lo hiciste en la mía?

- Juro que si algo malo le sucede te conseguiré otra. - Dijo levantando los brazos en señal de rendición.

- Está bien.

Como le habían dicho, los gráficos del juego no eran tan buenos pero cumplían con la función de entretener y asustar. El personaje estaba recorriendo el camino y, de un momento a otro, imagenes y códigos cruzaban por la pantalla. Kai tenía el deseo de anotarlos para ver qué significaban y así compararlos con otros juegos para buscar conexiones; Sehun solo se preocupaba por cumplir las misiones que les eran dadas.

Pasadas las ocho de la noche Kai se retiró. Media hora después, Sehun salió del baño con una toalla rodeando su cintura, se desnudó y, mientras se observaba en su espejo de cuerpo completo, comenzó a colocarse una crema. Soltó un quejido cuando sus manos rozaron su pene, no se había masturbado durante días debido al apretado horario de la universidad y a las constantes visitas de su amigo.

Se recostó en la cama, tomó un poco de la crema y acarició su longitud hasta producir una erección. Sus dedos bajaron un poco más y apretaron sus testículos, la primera vez que se tocó allí la sensación había sido algo extraña pero ahora le resultaba muy excitante y le ayudaba a llegar más rápido. Siguió tocando, aunque con más presión y con un ritmo constante. Se inclinó de costado y juntó sus piernas, sus gemidos inundaron la habitación. Lo cerrado de la posición le causaba un sin fin de placeres desde la punta de sus pies hasta su cuello que se había puesto rojo debido al esfuerzo.

En su ligero trance no se percató de la luz que titilaba junto a la cámara de su computadora. En el límite se recostó boca arriba, levantó sus caderas y apretó con fuerza su pene. Manchó su abdomen y sus dedos; desde su pecho flotaban los suspiros y los quejidos. Definitivamente estaba muy cargado y tomar antes el baño había sido una pérdida de tiempo; se levantó y regresó al baño.

La universidad tenía sus pro y sus contra. Entre las cosas negativas se encontraban los horarios infraumanos y los programas que completaban el combo; en lo positivo, estaban las ganas de encontrarse con esas materias que te gustaban, los compañeros o amigos y los "recreos" que le permitían sacar la cabeza del agua a los estudiantes.

Caminó con tranquilidad hasta su salón y se sentó junto a Kai, este se veía cansado y con claras señales de no haber pegado un ojo en toda la noche.

- ¿Qué ocurrió? ¡Eh! ¡Kai! - El mencionado se asustó y le apretó el brazo a Sehun. - ¿Qué pasa?

- ¡Oh! No dormí bien.

- ¿Pasó algo?

- Kyung dijo que teníamos que hablar... y esa oración me dejó en vela toda la noche.

- Bueno, tal vez sea sobre tu computadora.

- ¿De verdad? - Sus ojos se abrieron y a Sehun le dio ternura.

- Claro, no es por otra cosa.

- Yo pensé...

- Mira, un chico que se levanta temprano los domingos para prepararte un almuerzo para los lunes y va a todos tus ensayos de baile no va a dejarte de un día para el otro.

- ¿Y si lo hace? Siempre hace cosas por mi y yo nunca hago nada por él.

- No lo hará; además, ¿quién come todo lo que él hace, incluso cuando se pasa de la raya en cantidad? - Kai levantó la mano. - ¿Quién se aterró, pero no salió huyendo cuando supo que él era de la religión wicca? ¿Quién le daría hasta sus pulmones si no pudiera respirar?

- ¡Yo! ¡Yo!

- Bueno, entonces solo tienes que calmarte. Es Kyungsoo, nunca es malo contigo.

- Él no es malo.

- Contigo. - Aclaró.

- No es verdad.

- ¿Es dulce?

- Sí, lo es. Es muy dulce y cariñoso.

- ¿Lo quieres mucho?

- ¡Sehun!

- ¿Qué?

- ¡Yo estoy enamorado de Kyung!

- ¡Qué bueno! ¿No, Kyungsoo?

Kai se dio vuelta para encontrarse con su pequeño novio que estaba colorado como un tomate y se cubría parte del rostro con una lonchera. Sehun se quedó mirando la interacción de esos dos, su amigo era como un niño mimado cuando se trataba de su novio.

- Dodo... - El chico pestañeó, tomó del brazo a Kai y lo arrastró hasta el pasillo.

- ¿Oh? Me voy a perder el drama. - Suspiró y esperó a que su compañero volviera con cara de tonto.

Su celular vibró en sus bolsillos y lo sacó, tenía un correo, más tarde lo leería desde la comodidad de su computadora; no le preocupaba, las calificaciones aún no se entregaban y no era época de exámenes. Antes de que el profesor entrara a la clase, su amigo cruzó el salón a paso suicida y lo abrazó hasta dejarlo sin aire.

- ¿Qué...

- ¡Me dijo que hoy tiene clases de teatro y que no puede ir a verme bailar!

- ¿Ves? No era nada grave, tonto.

- No. - Respondió y asintió mirando hacia el profesor.

- Eres un tonto... - Sonrió.

El profesor de informática desarrolló como tema de la clase los malware, eran programas mal intencionados que podían dañar los programas o archivos de un computador y vulnerar los datos de los usuarios del dispositivo. Si bien ambos amigos creían que nunca se toparían con algo así, es decir, ellos querían ser profesores de deportes no técnicos informáticos, aún así, prestaban atención porque un virus podría robarte archivos o destruirlos. No había nada peor que empezar un trabajo desde cero y, además, cargar con la frustración de haberlo perdido.

Los mensajes de correo recurrentes en su celular estaban cansando a Sehun. ¿Qué podía estar pasándole a su correo? ¿Quién estaría enviando tantos mensajes? ¿Por qué? ¿Para qué?

Sacó el aparato de su mochila, lugar en el que lo había encerrado por temor a que lo escuchara su profesor, y abrió uno de los mensajes.

Eres hermoso. Lo que guardan tus pantalones, ¿tiene dueño?

Sehun sacudió su cabeza y volvió a leer el mensaje. Tenía que ser un error.

Me encantaría asaltar tus piernas y follarte hasta que llores.

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