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- Tengo que irme. - Se levantó del suelo y Sehun lo acompañó hasta la salida. - Kyung dijo que podemos ver una película.

- Diviértete, no olvides que mañana es su cumpleaños o te matará.

- ¡Claro que no! - Se despidió con una mano y Sehun sonrió con tristeza. Más de una vez estuvo tentado a contarle a su amigo sobre el vídeo y lo que sea que estaba en su computadora, pero el miedo lo detenía en su molde. ¿Sí hablaba podría arruinar su vida? Sí, estaba seguro de eso.

Volvió a su habitación con un emparedado y un jugo. Abrió la computadora para buscar al causante de todos sus problemas, necesitaba respuestas o se volvería loco.

Hay cosas que es mejor no saber, Sehunnie.

- ¿Nos estabas escuchando? - Un mensaje nuevo llegó:

Dije que te vigilaría en todo momento, no necesito tu computadora para hacerlo.

- ¡Estás enfermo! ¡Dijiste que si hacía lo que querías todo estaría bien!

No me gustan. No quiero que otros hombres estén cerca de ti.

- Tú grabaste ese vídeo en contra de mi voluntad. ¡Quiero que te detengas!

No, aún tengo cosas que podemos hacer y todavía no has usado el juguete que te regalé.

- No quiero hacerlo...

Entonces tendré que publicar los vídeos.

- Por favor... - Sus lágrimas volvían a salir.

No me gusta verte llorar de esa forma. ¿Por qué no juegas con el regaló que te di? Te hará sentir mejor, lo prometo.

Sehun se sentía tan patético intentando negociar con ese sujeto. Fue hasta su armario porque sabía que esa no fue una petición o una sugerencia, sino una orden. Retiró el consolador de la caja y lo humedeció con el lubricante, lo llevó hasta la cama y se desvistió. La textura y dureza del plástico cruzaron con algo de dificultad por su estrecha entrada. La sensación asfixiante hacía que su cuerpo rechazara al juguete. Por un leve instante se detuvo y observó la computadora, pero su cuerpo se enfrió al notar una sombra desde el otro lado de su ventana que estaba abierta; su vecino estaba a punto de abrir una ventana que comunicaba con la suya. Se levantó de golpe y la cerró; se dejó caer, su corazón palpitaba a mil. Casi lo habían descubierto. Durante unos momentos lloró en silencio hasta que el timbre de su puerta volvió a interrumpirlo.

Podía ser cualquier cosa, un juguete más, alguna desagradable sorpresa. Se vistió con un pijama y fue a abrir, sus ojos estaban rojos y solo quería acostarse a dormir. Sin embargo, su sorpresa fue grande cuando se topó con una maceta con una pequeña rosa. 

- Buenas noches, lamento llegar a esta hora pero quería saludarlo. - Sehun parpadeó y tomó la maceta con cuidado, no era muy pesada. - Me llamo Chanyeol, soy su nuevo vecino. - La mente del joven se despertó cuando recordó el incidente de la ventana.

- Hola... - Dijo algo avergonzado. - Me llamo Sehun, es un gusto.

- Los vecinos por aquí son muy ruidosos. ¿No?

- Eh... no, son tranquilos.

- Supongo que elegí un buen lugar. - Le sonrió y Sehun sintió una calidez extraña en su pecho.

- Supongo... - Por su mente cruzó nuevamente el hecho de que casi lo ve desnudo.

- Bueno, te dejaré descansar. - Caminó hasta la calle y lo saludó. - Nos vemos mañana, Sehunnie. - El sonrojo del más joven explotó en sus mejillas y cerró rápidamente la puerta. ¿Por qué se puso así? Dejó el obsequio junto a la puerta y se cubrió el rostro con las manos. Era un hombre muy guapo y, tal vez, mayor que él; estúpido Kai y sus ideales románticos, a los que él ya no podía aspirar.

Acostado en la cama pensaba en cómo se sentiría estar en pareja o enamorado de alguien. Su mente estaba tan ocupada que la vibración de su celular apenas logró incomodarlo. Era un mensaje de correo, quería su vídeo con el consolador. ¿Cuánto le habrá costado esa cosa como para que quisiera con tanta urgencia esa humillación? Suspiró con rendición y continuó; está vez lo hacía estimulando su pene y dejando pasar el consolador con mucho cuidado. Separó sus piernas y dejó que el calor subiera por su espalda. Su libido había crecido tanto que la voz de su nuevo vecino llegó hasta sus oídos y se trasladó por todo su cuello y pecho.

- Eres tan lindo. ¿Quieres jugar conmigo? - Sus gemidos se mezclaron con palabras sin sentido. - Metelo más adentro justo a donde quieres que yo llegue.

- ¡Ah! - Gritó y acabó. El juguete estaba hasta el tope en su interior y sus dedos sostenían con fuerza la base. - Demonios... - Retiró el dildo y lo arrojó debajo de la cama.

ESA NO ES LA FORMA DE TRATAR A UN JUGUETE.

- Pudrete.

TE VEZ LINDO CUANDO ESTÁS DE MAL HUMOR.

Sehun se cubrió con las sábanas e intentó dormir, pero la voz de la computadora siguió y siguió.

- ¡Qué quieres! - Gritó.

QUIERO JUGAR UN POCO MÁS. NO ME PARECE JUSTO QUE SEAS EL UNICO QUE LO DISFRUTA.

- Yo no disfruto esto.

¿TUS GRITOS FUERON ACTUADOS? TIENES TALENTO. ME GUSTAS MUCHO MÁS.

- ¡Estás loco! Ya no quiero hacerlo. - Tomó la computadora...

SABES LO QUE OCURRIRÁ SI LO HACES, ¿NO?

- No quiero hacerlo. ¡Quiero que te detengas!

¿RECUERDAS LO QUE TE DIJE? DIJE QUE IBA A FOLLARTE HASTA QUE LLORARAS, Y ESO AÚN NO HA PASADO.

- ¡No vas a tocarme! - Sacudió el aparato.

TU CUERPO ES MÍO, DULZURA. NO VAS A ESCAPAR DE MI TAN FÁCILMENTE.

- No más... - Cerró la computadora y comenzó a llorar. ¿Cuántas veces lo había hecho ya? ¿Acaso no tenía salida? ¿Había hecho algo mal? Levantó la cabeza y vio como unas sombras cruzaban de un lado a otro en su ventana, se levantó y abrió una de las rejas.

- ¡Hola! - Su vecino estaba colgando del techo.

- ¿Cómo demonios? - Sehun cambió las sábanas por una bata y salió a su jardín. - ¿Cómo llegaste ahí? - Arrastró con cuidado las escaleras y las colocó cerca de Chanyeol.

- Bueno, intentaba arreglar mi techo y... obviamente no está en mi ADN. - Sehun lo ayudó a tomar la escalera y la sostuvo hasta que llegó al suelo. - Lo lamento, casi arruino tu jardín.

- ¿Y tus herramientas?

- Están en el techo... voy por ellas.

- ¡No! ¡Ni se te ocurra! Casi caes de un tercer piso. - Gesticuló irritado y parte de la bata dejó ver sus hombros.

- Lo siento...

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