'La historia de Emma'

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Emma, es nueva en su barrio. Va al colegio en autobús con todos sus compañeros que no paraban de gritar e tirarse el material de clase. Emma, se sentó en la última fila del fondo, y como siempre, sola. Llevaba su libro favorito en las rodillas, y no paraba de mirar la portada pensando en por qué estaba siempre sola.

-Hola, ¿me puedo sentar aquí?.

Emma le miró extrañada, ya que nadie le habia pedido eso. Era un niño nuevo del barrio, que se llamaba Carmelo, tenia gafas y aparato también y lo que más le gustó a Emma, fué que tenia la segunda parte de su libro favorito.

-Hola... Sí te puedes sentar aqui. ¿Eres nuevo en el barrio?

-Sí, acabo de llegar, oye, ¡veo que tienes el mismo libro que yo!. Me encanta ese libro.

-Sí este libro me lo regalaron en mi cumpleaños. […]

Y siguieron hablando hasta que llegaron al colegio. A la hora de la salida, vió que Carmelo no subió al autobus para volver a casa, y Emma pensó que era alguna broma que le habrian gastado sus compañeros, por muy raro que suene.

Pasaron los años y Emma habia crecido, ya tenía 26 años. Estaba preciosa, tenia el pelo larguísimo y rubio, ya no tenia gafas y le habian quitado el aparato.
Llevaba puesto un bonito traje, ya que se iba al baile de la graduación.
Le faltaron los zapatos y fué al cuarto a buscarlo, y vió un mensaje en su telefóno. ‘Hola... ¿Eres Emma?
Emma contestó sin pensarselo, y sonrió.

-¿Y esa sonrisa Emma? Venga hija, al final vas a llegar tarde.

-¡Mamá, me ha hablado! ¡Me ha hablado Carmelo! El de primaria ¿no te acuerdas?

-A sí, ya me acuerdo... Estabas loquita por èl, decias que era tu príncipe azul.

Carmelo le preguntó que si iba a ir al baile de la graduación, y que el iba a estar allí.
Emma se llevó una agradable sorpresa cuando le dijo Carmelo que iba a ir al baile. Pero tuvo que salir corriendo, ya que su pareja le había venido a buscar.

Al entrar por la puerta al salón de actos, donde era el baile, le taparon los ojos, unas manos grandes. Al quitarselas, supo enseguida de que era Carmelo; y le abrazó decididamente.

Su pareja, Pedro, al ver que estaba abrazando al chico extraño, fué corriendo, y alterado preguntó ‘¿quién es este idiota?’ y separó a Emma de él.

-Este es Pedro, mi pareja. Este es Carmelo un antiguo compañero de clase.

-No quiero que te acerques a él, vamonos.

-¿Qué? Acabamos de llegar, además quiero hablar de todo lo que me ha pasado con Carmelo.

-He dicho que no quiero que te acerques a él. Vámonos.

Pedro le cogió de la muñeca a Emma, y la llevó hasta el coche.

-¡¿Pero que te pasaa?! Relajáte un poco, que es el baile de la graduación.

-No quiero qué estés cerca de este tio, me preocupo por ti, y yo le conozco bastante bien. Mucho más que tú.

Pedro arrancó el coche, y se fueron a la casa. Por el camino, Emma estaba hablando con Carmelo. ‘Lo siento mucho, no sé que le ha pasado a Pedro’. Carmelo leyó el mensaje pero no contestó. Al llegar a casa Emma encendió el ordenador y vió un mensaje de Carmelo ‘Te espero en el parque a las nueve y meedia’.
Emma no se lo pensó, y cuando se empezó a duchar Pedro, para disimular fué a sacar el perro al parque.

Estaba esperando junto a un árbol y un banco en el que dormia un indigente. Cuando vió llegar al chico, quedó bastante sorprendida.
Llevaba puesto unos vaqueros totalmente rotos y sucios, una camisa transpirable violeta. Llevaba puestos unos zapatos, si se les puede llamar asi, que se le salia la mitad del pie.
Lo que más le impresionó fue que en su mano derecha, tenia un cigarrillo, algo que ella detestaba mucho.

-Vaya, estas preciosa.

-Gracias, pero yo no puedo decir lo mismo. ¿Y ese cigarrillo? Pensaba que nunca ibas a fumar...

-Son cosas que dicen siempre los niños pequeños...

Estuvieron hablando como dos horas, y Emma no se acordaba de que “habia salido a pasear al perro”. Pedro ya nervioso, no paraba de llamarla al móvil, pero no contestaba. Hasta que pensó que usar el ordenador le distraeria un poco, pero vió toda la conversación de Emma y Carmelo.
Cogió las llaves de la casa y salió corriendo a buscar a Emma.

Emma estaba sentada en un banco charlando con Carmelo, y el chico este, no paraba de poner la mano encima del hombro de la chica que no se dejaba.

-¡Eh tú! ¿La quieres dejar en paz de una puñetera vez?

Pedro salió corriendo a donde estaba su novia, y empezó a gritar a Carmelo.

-Tranquiliizate Pedro, solo estábamos hablando.

Pedro miró a su novia y le dijo que se fuera a la casa pero esta no hacia caso. Pedro se fijó en que no paraba de mirar a Emma, y este no pudo aguantar las ganas de abalanzarse sobre él, y empezaron a pelearse.
Emma, intentó separarlos hasta que lo consiguió.

-¡¿Estás loco?!.

Pedro miro a su novia, que estaba ayudando a carmelo, y miró a Carmelo con bastante desprecio.
Con la nariz sangrando volvió a su casa, y su novia se quedó ayudando a su pobre amigo.

Pasaron las horas y Emma al llegar a la casa, tuvo una discusión con Pedro sobre lo que habia echo en el parque... Emma no creia lo que veia, aquel chico dulce, inteligente, y sensible que conoció de joven; habia cambiado.
Bajo las escaleras con las lagrimas en los ojos, cerró la puerta, cogió un taxi y fué a la casa de Carmelo.

- Carmelo, necesito ayuda.

-¿Que ha pasado?

Emma le contó todo lo que habia pasado, todo lo que le dijo en la discusión, todos los detalles, exactamente todo.
Mientras se lo contaba a Carmelo, se le escapaban las lagrimas. Este, le dió un fuerte abrazo y le dijo que si queria; se podia quedar esa noche en su casa si no queria quedarse con Pedro. El dormiría en el sofá y ella en el cuarto de invitados. Y asi fué.

A la mañana siguiente Emma, al salir del cuarto, buscó a Carmelo, pero no estaba. Fué a la cocina y cogió el telefóno fijo, y llamó a Pedro, pero no habia la línea. Intentó ver la televisión, pero no se encendia... Emma preocupada, intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Apuradísima, fué al cuarto en el que durmió, rebuscó en su bolso hasta que encontró su móvil. Llamo a Pedro diciendole que estaba atrapada en la casa de Carmelo.

Pedro al llegar a la casa tuvo que entrar por el jardín rompiendo el cristal de la puerta con el codo.

-Te dije que este tío estaba loco, vete al coche y esperáme allí. Voy a buscarle.

-No, porfavor no me dejes sola.

Al final se fueron los dos al coche, y al llegar  a la casa se llevaron una gran sorpresa. Entraron y estaba todo el pasillo lleno de pintura roja y en linea recta hasta el salón. Preocupados, siguieron esa linea rojs hasta el salón. Hay estaba esa sorpresa, ‘sentada’ en el sofá esperando.

- ¿Al final pudiste salir de la casa eh?

Era Carmelo, y aún no se sabia para y por que estaba allí.


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