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No sabe cuando llego a todo eso, solo un día sucedió en lugar de impedirlo le dio más fuerza

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No sabe cuando llego a todo eso, solo un día sucedió en lugar de impedirlo le dio más fuerza.

— ¿¡Quieres callarte?! Deja de gritar maldita zorra. — Un hombre de apariencia tétrica golpeaba con fuerza a una débil castaña de ojos chocolate, la chica se quejaba cada que este impactaba su mano en su delicado cuerpo.

Era un monstruo, un tirano sin compasión...

Pero también era su esposo.

—P-por favor, para...—Rogo con el último aliento que le quedaba, el no cedió solo continuo.

— ¡Mientas más te quejes más te golpeare! —Amenazo el hombre con el puño en el aire preparado para volver a golpear a su esposa.

Minutos después finalmente paro, dejando a la castaña tirada el suelo, no podía levantarse puso sus codos contra el suelo intentando levantarse en silencio pero el dolor que sentía en el cuerpo era insoportable, volvió a caer al suelo cerro sus parpados y se quedó profundamente dormida ahí, era la única manera de no sentir dolor, de no sentir nada.


Izuku caminaba por la agencia de héroes que era de su propiedad, había tenido la oportunidad de crearla y no la desaprovecho, como era el héroe número uno actualmente dicha agencia se hizo muy famosa

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Izuku caminaba por la agencia de héroes que era de su propiedad, había tenido la oportunidad de crearla y no la desaprovecho, como era el héroe número uno actualmente dicha agencia se hizo muy famosa. La mayor parte de los héroes recién graduados quería tener la oportunidad de entrar a ella.

— ¡Buen día a todos! — Saludo amablemente a los que se encontraban ahí, todos como de costumbre también le devolvieron el saludo a su jefe.

En ese momento se acercó una de sus secretarias con un semblante nervioso. —Señor Deku, el héroe Dynaminte lo busca en el teléfono. —

—Gracias por avisarme, yo me comunico con el Dorian. —El peliverde camino hasta donde estaba el teléfono con una sonrisa en sus labios. — ¡Kacchan! — Lo saludo como en los viejos tiempos.

— ¡Deku idiota! NO ME DIGAS ASI SI NO QUIERES QUE TE EXPLOTE LA CARA. — Regaño el explosivo héroe.

El peliverde rasco su nuca con una enorme sonrisa en sus labios. —Lo siento, sabes que es la costumbre pero dime ¿A qué se debe el honor de tu llamada?—

El rubio gruño se quedó en silencio varios segundos antes de lanzarle la noticia. —La cara redonda se va a retirar. —

El pecoso se quedó en silencio, abrió sus parpados más de lo habitual, ¿Ochako retirarse? Ella amaba su trabajo incluso la última vez que la vio le dijo que pensaba morir en batalla si fuera necesario, era su pasión tenía una corazonada de que algo andaba mal.

—Hablare con ella. —

—No es posible, no se comunica con nadie. Froppy lo intento. —

—Eso no te suena sospechoso ella nunca lo hizo público. — exclamo Deku.

—Su esposo lo hizo por ella. —

La sangre de Deku hirvió al momento que el rubio menciono al esposo de Uravity, ese hombre era un empresario vil y arrogante jamás entendió el por qué la chica se había enamorado de él, como si le fuera un imán a los chicos malos.

Definitivamente tenía que hablar con ella, una tarea difícil si lo pensaba bien.

Una limosina rondaba por las calles en camino a una enorme mansión en los barrios más lujosos de Japón

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Una limosina rondaba por las calles en camino a una enorme mansión en los barrios más lujosos de Japón. La castaña venia dentro de esta limosina mirando por la ventana las calles por las que pasaban, su esposo el magnate millonario hablaba por teléfono de algunos asuntos de su empresa. Ella lo miraba de reojo con el semblante triste tenía unos cuantos moretones de su última "discusión" si se podía decir así. La limosina se detuvo en un alto cuando unos gritos comenzaron a retumbar por una de las calles, un banco estaba siendo robado por dos criminales muy buscados, Ochako miro con sorpresa esto, se exalto su instinto le pedía a gritos que corriera al rescate pero una mano tomo su brazo deteniéndola.

—Ya no es tu problema, déjaselo a los profesionales. — Ordeno el hombre.

La chica lo miro con firmeza. —No voy a permitir que escapen, suéltame. —su semblante cambio a uno tenso cuando sintió como este tomaba con más fuerza su mano, esto la asusto.

—Te he dicho, no es tu problema. — Hablo toscamente con un tono amenazador esto asusto a la castaña, se recostó contra el asiento temblando.

El hombre la soltó y siguió atendiendo las llamadas.

¿Cómo podría salvar a los demás? Si ni ella misma podía salvarse, pensó. 

 

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Save me [ Izuchako ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora