Primero mira al suelo, a la arena, como si le pesaran los pensamientos. Culpa, remordimientos, nostalgia... Después vuelve la vista hacia el mar; más allá del horizonte, su hogar. Esta última mirada es su ofrenda de despedida. Es hora de dejarlo atrás.
La brisa y la luz del disco del sol allá arriba entran en él como agua canalizada, irrigándole la voluntad. Su cabeza se torna ligera. Nada importa ya, sólo el camino que aparece tras cada amanecer. Mira al oeste. Delante de sí, un continente. Se siente renacido: aquí empieza su viaje. De ahora en adelante es él solo y sus virtudes, de las cuales su katana y su kabuto son las más valiosas. Improvisando unas llamas prende fuego al barco. Es simbólico, nadie le sigue, nadie le espera. Pero ya no hay marcha atrás.
¿Qué lleva a un samurai a cruzar el mar del Bohai? Las colinas de Fuego, el río de las Perlas, las cinco montañas sagradas, los pergaminos perdidos del Boddishatva Maitreya... No lo sabe con certeza.
Sus huellas en la arena se suceden hacia la espesura.
El amor, la muerte, la inmortalidad.
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La senda del guerrero
Ficción General¿Qué lleva a un samurai a cruzar el mar del Bohai? Las colinas de Fuego, el río de las Perlas, las cinco montañas sagradas, los pergaminos perdidos del Boddishatva Maitreya... No lo sabe con certeza. Sus huellas en la arena se suceden hacia la espes...