Just One Day [KookTae] TS

PARTE 2

ㅡ No hagas ruido SeungMinㅡ susurro Luna mientras se adentraban al cuarto del cuarto del omega.

ㅡ Pero si solo estoy respirando!

ㅡ USHHHH!!!!

ㅡ Ta wenoㅡ dijo mientras hacía un puchero, el no tenía la culpa que hasta respirar provoque sonidos.

ㅡ Es él

El dios del tiempo y espacio puso su mirada en el pequeño bulto que cubría la sábanas contorneando la esbelta figura de TaeHyung.

ㅡ L-luna él....

ㅡ Sí, es el mismo de hace dos mil años atrás pero apúrate y cumple a lo que venimos.

ㅡ En la casa lunar hablaremos sobre esto.

SeungMin puso sus manos sobre el cuerpo del omega pero antes de teletransportarse con el muchacho dirigió su mirada a la castaña.

ㅡ Te espero en la casa lunar y quiero que estén todos los dioses del universo, espero que esto no cause problemas.

ㅡ Tranquilo SeungMin solo tienes que cumplir con tu parte y listo, yo me encargo de citar a todos.

ㅡ ¿Sabes? Sigue sonando raro que digas mi nombre, presiento que algo malo pasará.

Sin esperar la respuesta se fue con el cuerpo en forma nupcial, pasando por el agujero brillante por el que tenía que pasar para teletransportarse.

El Omega de aroma a manzanilla y anís comenzó a despertar de su sueño poco a poco.

Los ojos del castaño se escondieron en el pecho de quién lo cargaba, esa luz era demasiado brillante para un humano común y corriente.

ㅡ ¿Q-quién es usted?

ㅡ Tranquilo pequeño. Estamos cumpliendo tu deseo a cambio de romper el lazo.

A TaeHyung le brillaron los ojos y solo abrazo fuerte a SeungMin transmitiendo su agradecimiento y también el dolor que estaba sintiendo.

ㅡ Necesito que sepas que esto solo durará un día, mañana a las 5 estarás de nuevo en tu cama y dentro de dos semanas tu lazo estará roto y la uniremos a otro al.....

ㅡ No

SeungMin se sorprendió de su respuesta y por su mente llegó que fue una alucinación.

ㅡ ¿Qué dijiste?

ㅡ No quiero otro lazo.

ㅡ P-pero...

ㅡ Mi lobo y yo moriremos amando a quien Luna escogió como compañero apesar de que no nos quiera.

ㅡ Pequeño...ㅡ Soltó en un susurro penoso, estaba sintiendo el mínimo dolor que el castaño le transmitía mediante ese abrazo y era como mil espinas atravesando su cuerpo.