Jaemin sonrió al estar frente la puerta de la casa de su mejor amiga.
Era más que obvio de que el chico de pelo rosa tenía sentimientos por ella, la mayoría se había percatado de eso.
Jaemin tenía pensado confesarse hoy.
Respiró hondo y pulsó el timbre.
A los pocos segundos la puerta de abrió dejando paso a la chica de sus sueños.
'Estás guapísima'
Habló Jaemin entre suspiros.
Minseo soltó un par de risas y metió su móvil en el bolsillo de la chaqueta.
'¿Vamos?'
Le extendió ella una mano y él la aceptó gustosamente.
Caminaron unos minutos mientras hablaban de sus vidas privadas y temas irrelevantes, pero jaemin era feliz.
El chico de pelo rosa guió a la chica hacia una cafetería, donde vendían unos pasteles de muerte.
'¿Lo de siempre?'
El mayor le preguntó a la menor, con una sonrisa en sus labios.
Ella asintió con la cabeza y desbloqueó su teléfono mientas le esperaba.
Jaemin pidió los cafés y un par de dulces que sabía que a ella le encantarían.
'Un expreso y unos pastelitos para la princesa'
Él se sentó frente a ella aún con la sonrisa en sus labios.
'Gracias príncipe'
Minseo le siguió el juego y Jaemin soltó un par de risas suaves.
Charlaron mientras se tomaban los cafés y se comían los postres, tras eso el mayor la llevó al sitio.
El lugar donde se iba a confesar.
Jaemin agarró la mano de la chica y se sentaron en un banco mientras observaban las estrellas.
Suspiró hondo tras mentalizarse.
Y el teléfono de Minseo sonó.
'¡Eric ha vuelto! '
Ella gritó emocionada, girándose para mirar a Jaemin.
Y ahí se fue la última oportunidad de confesarse.
Él sonrió amargamente y se levantó del Banco.
'Es tarde, te dejo en casa'
Habló él con voz suave.
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