| C a p i t u l o 18 |

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25 de junio de 2018

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25 de junio de 2018

Andrew Miller

(Una lady como tú – Manuel Turizo)

Cuatro días habían pasado desde que anunciamos a los padres de Danielle que estábamos saliendo oficialmente, mis padres ya lo sabían desde aquella vez donde en la cocina nos encontraron en medio de un beso no tan decente. Ellos habían hablado y acordado hacer una cena, nunca nos dijeron cuando, hasta ayer en la noche.

Era de mañana, el sol apenas salía, bañaba mi ventana con sus colores anaranjados y rojizos, me removí en mi cama buscando algo, no lo encontraba hasta que di que estaba solo en mi cama. Danielle dormía conmigo algunas veces y se marchaba en la madrugada a su casa o viceversa. Eso era cuando nuestros padres no sabían de lo nuestro.

Había notado que estos meses que llevábamos juntos ella se volvió algo tímida conmigo, mientras que yo era un adicto a sus labios y mis ganas de tenerla siempre conmigo y abrazarla aumentaban cada vez más.

Me levanté de la cama restregándome los ojos, apagué el aire acondicionado, me daba frío. Llegué hasta mi escritorio y vi la hora en mi celular, de fondo de pantalla tenía una hermosa foto de Elle y yo junto abrazándonos frente al espejo. Agarré un lápiz y el pequeño bloc de notas que tenía cerca de la lámpara.

"Yo que te envolvía en mis brazos en un cálido abrazo como una manta de lana mientras que nuestros besos eran el mejor té de sentimientos en aquellos días de lluvia".

Arranqué la hojita y la doblé por la mitad, hice hacia atrás la silla rodante del escritorio y corrí un poco las cortinas, en la ventana de Danielle se veía una figura moviéndose por toda la habitación, saltaba, se agachaba, iba de un lado al otro.

Está haciendo ejercicio estúpido.

Volvemos con eso conciencia.

Sus cortinas siempre habían sido blancas, le gustaba la iluminación, más que eran de satín y eran un poco transparentes.

Alcancé mi celular nuevamente y entré a nuestro chat.

Yo: Buenos días, cariño, siempre tan enérgica.

Elle: Buenos días, Drew, siempre tan amoroso.

Reí.

Yo: Mira por tu ventana.

Yo seguía enfrente de mi ventana, sus cortinas se corrieron dejando ver a una pequeña Danielle sudada y con ropa deportiva, se veía muy adorable. Abrí mi ventana y ella imitó mi acción.

—Buenos días Elle —le dije con una sonrisa, nuestras casas no estaban lo suficientemente lejos como para tener que gritar—. ¿Haciendo ejercicio?

—Buenos días, Andrew. —Dijo con una sonrisa recostándose en el marco de su ventana— ¿Cómo estás?

—Queriéndote dedicar una frase más —dije—, ¿Por qué no vienes?

Corazón Hecho Palabras [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora