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29 de septiembre de 2018

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29 de septiembre de 2018

Danielle Brooks

(Best Day Of My Life - American Authors)

Tanteé el lado opuesto donde yo me encontraba, estaba vacío, me obligué a despertarme, y vi que no había nadie efectivamente. La luz se colaba por las ventanas que tenían las cortinas beiges corridas.

Miré a mi alrededor para encontrar todo decorado con tiras de papeles, en el techo había algunos globos flotando. Me quedé impresionada, nunca había visto algo así, una sensación me llenó el pecho, no sabía cómo describirla.

Puse mis pies en el suelo y vi que todo estaba lleno de globos blancos también, bueno, la opción de ponerme zapatos no estaba disponible en aquel momento.

Abrí la puerta y lo mismo que había visto en la habitación se encontraba en toda la casa, cuando decía toda la casa, ERA PORQUE TODA LA MALDITA CASA ESTABA DECORADA.

Me quedé con la boca abierta, no podía creer que Andrew había hecho eso durante toda la noche, bajé las escaleras como pude ya que los globos no ayudaban en la tarea, las paredes con tiras de colores pasteles adornaban toooda la casa, me tropecé con un globo y casi me escapo a caerme.

Llegué a la cocina donde en la isla Andrew estaba con el torso descubierto en pantalón de pijama con la mejilla pegada en una hoja de papel, tenía un poco de brillantina en su cabello. Se veía demasiado cansado.

Como pude me acerqué hasta donde estaba él y me tiré encima de su espalda aferrándome con brazos y piernas. Él ni se inmutó en ello, parecía una roca durmiendo.

—¡El cumpleaños de Danielle! —se despertó sobresaltado, aún no se había dado cuenta que yo estaba ahí agarrada como garrapata en su espalda— ¿Pero qué...

—Buenos días, cariño —me bajé de su espalda abrazándolo como una persona normal mientras le daba un beso—. Gracias, por todo, está increíble. No sé cómo le has hecho a todo esto, pero realmente me encanta.

Su sonrisa fue genuina, aunque un poco cansada también.

Cambiamos de papeles en un momento que mi espalda quedó presionada en la isla de la cocina, Andrew puso sus manos en mis caderas con delicadeza, acercó su rostro poco a poco al mío, sus besos me mataban, el simple tacto de él me mataba. Podría poner el mundo a arder con tal de besarlo una última vez antes de partir. Sus labios se posaron en los míos con suma ternura, su lengua acarició mi labio inferior pidiendo permiso para adentrarse en mi boca la cual no dudé ni un segundo en abrir.

—Te tengo un regalo, pequeño pero lindo —dijo cuando se separó, no me gustaba que me dejara de besar—, lo logré de hacer ayer, antes de que me quedara dormido.

Se acercó a la isla que estaba hecha un desastre, rebuscó entre papeles de colores, botecitos de brillantina, algunos estuches de lápices de colores, algunos plumones regados, pero, en fin. Encontró lo que buscaba.

Corazón Hecho Palabras [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora