Caprichos del viento, pequeños movimientos insignificantes que pueden cambiar todo o nada.
Supongo que es algo sobre el cuál no tenemos poder, algo que ni llegamos a rozar, tan solo podemos soñar con él, imaginándolo tal y como nos hubiese gustado que fuera, pero el destino es un movimiento al azar, una gran incógnita predecible pero no tangible.
Claro que nosotros forjamos una parte de nuestro destino con nuestras propias decisiones, sean buenas o malas, pero ciertamente, la gran parte, lo que catalogamos de inalcanzable, forma parte de las personas que nos rodean, las cuales, al tomar sus propias decisiones pueden cambiar forzadamente nuestro destino, al igual que nosotros al tomar un camino u otro, cambiamos inevitablemente el destino de quienes nos rodean.
El mayor sentimiento de culpa del ser humano debería provenir del hecho de cambiar el destino de una persona a causa de tus propias decisiones.
¿Habeis pensado el porqué de nuestras decisiones, de nuestras acciones? Si, sé que esta pregunta es un tanto relativa, pero ¿nunca pensasteis en como cambia la vida de los que te rodean según las decisiones que tomeis? Es un efecto dominó, una cadena, es algo monótono que a su vez adquiere distintos resultados.