Capítulo 1: El Cruce.

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En un vacío oscuro, sin ninguna pizca de luz, un peliazul se encontraba flotando en la densa oscuridad de su alrededor. Sin ninguna pizca de emociones en su rostro, sin moverse ni un poco. El peliazul parecía estar a gusto en ese lugar oscuro; no había nadie, solo él y el silencio.

Inútil...

De repente, una voz que conocía perfectamente resonó en todo el lugar. Como si de un susurro molesto se tratara, hizo que el rostro sin emociones comenzara a cambiar a una: miedo.

Muérete...

Otro susurro entró en los oídos del peliazul. Una voz distinta a la anterior, pero que de igual forma la reconocía a la perfección.

Vete de mi casa, no eres mi familia.

La respiración del peliazul se volvió agitada, mientras llevaba sus dos manos a sus oídos, tapándolos e impidiendo seguir escuchando. Aún estando muerto, ellas lo seguían atormentando. Lágrimas bajaban por sus mejillas y sollozos se escuchaban, siendo acompañados por la voces de las chicas que tanto amó y protegió, y que ahora lo odiaban.

Y aunque se cubriera los oídos, las voces no paraban. Sin importar que hiciera...

Eres un inútil...

Solo fuiste un juguete.

La única razón por la cual te adoptamos fue para que Koto-chan tuvieran alguien con quien jugar.

Marioneta.

Desecho.

Basura.

El peliazul llevó su mano izquierda a su pecho, apretando un poco, recordando la espada que lo atravesó...
Sintiendo de nuevo el dolor de aquella ocasión.

¿Este era su Infierno? ¿Sentiría el mismo dolor por toda la eternidad? Y si era así, ¿qué había hecho para merecer algo así? ¿Por ayudar a 10 chicas?

Sólo quiera que eso se detuviera, volver al silencio de antes... Estar solo y calmado.

No obstante, de la misma manera que las voces empezaron a sonar en el lugar, un rayo de luz empezó a nacer en la oscuridad. Las voces empezaron a dejar oírse, mientras que la luz se hacía cada vez más grande. Y mientras que la luz empezaba a opacar la oscuridad, la imagen de una chica se hizo presente. No podía reconocerla, ya que la luz impedía verle el rostro, pero lo único que podía ver, era su sonrisa; la cual le transmitía paz y tranquilidad...

Las lágrimas de Shido cesaron, y nuevamente la calma lo consumió. Sintiendo como aquella chica lo tomaba de las mejillas y unían sus labios, el joven peliazul sentía como todo lo que lo atormentaba se iban.

vive, mi amor. Sigue con el destino que debes cumplir. Y al final, podremos estar otra vez juntos.

Fueron las primeras palabras que la albina le dirigió a él... antes que la luz lo cegara por completo.
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Al abrir nuevamente los ojos, vio el techo de lo que parecía ser una cueva. Desconcertado, Shido miró a su lado derecho, encontrándose con una pequeña hoguera encendida, con unos cuantos trozos de carne encima de ella. El peliazul se sentó un poco, intentando recordar cómo era que había llegado aquí, si hace poco se encontraba en el bosque muriendo.

Estaba confundido. No sabía si todo lo que pasó la noche anterior era un sueño, y si era un sueño, ¿entonces por qué estaba dentro de una cueva? Quizás solo era una broma de mal gusto de Kotori; aunque ella no llegaría a tales extremos.

¿Alone? Saga: Lords of TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora