PRÓLOGO

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Antes que nada, debo aclarar que él personajes principal de esta historia no me pertenece, le pertenece a su respectivo autor.
Kohei Horikoshi.
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Solamente un vago recuerdo le permitía recuperar la conciencia, un recuerdo tan efímero y tenue, que le recordaba quien era.

[Izuku, vamos a casa.]


La dulce voz de una mujer, una mujer que sostenía su pequeña mano, era su único recuerdo que conservaba. Acompañado de aquella hermosa sonrisa, mientras su cabello verde se movía con el viento, sin embargo; no podía reconocer el rostro de la hermosa mujer.

Un repetido recuerdo que le ayudaba a tener un momento de paz, en aquél lugar que era su jaula.









































¿Cómo está el sujeto Numero. 2?

Aquella voz fría, había hecho eco en aquel lugar similar a un laboratorio, laboratorio que permanecía en oscuridad y era iluminado solo por los diversos aparatos.

El hombre esbozó una siniestra sonrisa, mientras caminaba en dirección a un cilindro que contenía un pequeño cuerpo.

El sujeto ha mostrado mucha actividad cerebral en esta semana, parece estar resistiendo la droga que lo mantiene bajo control -reportó un hombre viejo con un distintivo bigote blanco- La actividad cerebral podría activar los dones que ha implantado en su cuerpo en cualquier momento.

Ya veo. Me parece que será una excelente arma -musitó el hombre mientras miraba el cilindro-

En el interior, permanecía el pequeño cuerpo de un niño peliblanco, que estaba conectado a un soporte vital de oxígeno en aquel tubo lleno de un líquido extraño.

Antes, de que si quiera volviera a hablar aquél hombre en traje. Una alarma comenzó a sonar, y el laboratorio comenzó a temblar.

¡Las puertas principales han sido penetradas, múltiples señales están avanzando hacia el interior! -exclamó uno de los científicos mientras miraba una pantalla- ¡Debemos evacuar las instalaciones!

No, no permitiré eso. -comentó aquél hombre mientras esbozaba en su rostro aquella aterradora sonrisa- Me encargaré de las visitas.

Emergiendo desde su interior, una especie de lodo negro comenzó a cubrir su cuerpo hasta desaparecer. Dejando a los científicos que estaban a punto de escapar del laboratorio, sin embargo, había permanecido una de ellos que miraba detenidamente el interior de la cápsula.

No puedo dejarte en este lugar.

Después de presionar un botón, la cápsula comenzó a dejar escapar el líquido en su interior, y sobre todo el pequeño cuerpo de aquel niño.

Vamos, escapa pequeño







































No podía comprender porque había sido librero de su confinamiento, lo único que pasó por su cabeza era la palabra “huir”. Debía escapar de ese lugar, quería ser libre y correr del maldito lugar donde sólo era un objeto.

Parándose sobre sus piernas, se tambaleó antes comenzar a correr por un pasillo realmente extenso.

Un pasillo que parecía durar una eternidad, solo pensaba en huir hasta que colapsara en cualquier momento. Sin embargo, una tenue luz de esperanza le mostró el final de aquel finito túnel, atravesando una escotilla que le mostró el exterior.

El color blanco cegó sus ojos, hasta que desapareció momentáneamente.

La luz de una deslumbrante bombilla le permitio ver en donde estaba, el chico había aparecido en un almacén lleno de diferentes objetos, tomando una tela vieja del suelo cubrió su cuerpo.

Explorando el lugar encontró la salida, encontrándose las pésimas condiciones de un callejón oscuro.

Sin embargo, cuando trato de volver a correr solamente avanzó unos cuantos metros hasta que colapsó junto a unas bolsas de basura.


























Los lentos pasos de una persona habían nacido desde lo más profundo de aquel oscuro callejón, junto a un fuerte olor a hierro.

Pronto, la luz de la luna comenzó a mostrar el aspecto del responsable de aquel extraño hedor a hierro, siendo un sujeto enmascarado y equipado con cuchillos, y un par de katanas.

Sujeto que no paso por alto la presencia de aquel niño peliblanco, que está inconsciente sobre bolsas de basura.

Sin embargo, cuando trato de inspecciónar su cuerpo, fue recibido por una fuerte patada en su antebrazo. El sujeto no podía creer semejante acto, especialmente viniendo de un débil mocoso.

Tranquilo mocoso, no te haré daño -dijo el sujeto retirando la máscara de si rostro- ¿Cómo te llamas? ¿Acaso estás sólo?

Tratando de tranquilizar al pequeño niño, que permanecía alerta después de haber tomado una barra de acero oxidada del suelo. El peliblanco la dejó caer nuevamente al suelo, y junto a él sus últimas fuerzas.

Izuku.. -dijo el pequeño antes de caer nuevamente inconciente-

Atrapando a pequeño entre sus brazos, el sujeto mostró una sonrisa mientras lo acunaba, y así mirar el rostro durmiente del peliblanco.

Izuku.. ¿Eh? -repitió el sujeto antes de mirar la luna- Bueno, ahora cuidaré de ti, Izuku.

Por alguna razón, un sentimiento de compasión inundó su corazón. Jamás volver a sentir algo así, ese pequeño niño le recordaba a él.

Retomando su caminar por el oscuro callejón, desaparecido por uno de los muchos callejones que estaban conectados.




























[Izuku, vamos a casa]

PSYCHIC [Izuku Anti-Heroe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora