En alguna parte

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Kate, Clyde y John despertarían, atados a sillas, mirando hacia adelante... Sin mucha fuerza, pues los golpes de este tipo de piel blanca resultaron bastante fuertes, Kate solo tenía dolor y marcas en el cuello, John tenía una herida de bala en el hombro izquierdo y un fuerte golpe en la cara, y Clyde tenía un moretón en el lado derecho de la cara (Aunque no se notaría en estos dos, pues sus caras estaban cubiertas).

Kate miró hacia adelante, y vió al tipo que aparentemente los habia noqueado, estaba hablando con unos hombres, al parecer saqueadores como los de antes, y un hombre un poco más alto que los otros, el cual por su complexión fornida, y su vestimenta, parecía un luchador. Este portaba un paliacate que cubria nariz y boca, aparte de algo de maquillaje en los ojos, el cabello castaño claro, largo y desordenado, este llegaba hasta el cuello, llevaba una camiseta de color negro de manga corta, algo de protección para los codos, y unas vendas con algo de sangre en las manos, también portaba un pantalón gris con un cinturón que llevaba un cuchillo y unas botas negras.

Clyde y John, un poco mareados, voltearon a ver también, sin poder escuchar bien de lo que hablaban... Y de repente el hombre de piel blanca se volteó, y miró que los tres habían despertado.

-Huh... Esperaba que tardaran menos en despertar.
-¿Quién eres? -preguntó Kate-
-Eso a ti no te importa.
-¿Q-Qué?
-Tu deberías decirme quienes son... Especialmente tu. -dijo el hombre de piel blanca dirigiéndose a Kate-
-... ¿Yo?
-Tan fácil que habría sido entregar tus cosas sin armar un escándalo, desde la primera vez, desde que decidieron tomar NUESTRO territorio.
-No habríamos tomado tu territorio si no hubieran intentado robarnos.
-Pudimos haber llegado a un acuerdo... Aún estamos a tiempo.
-¿Cómo?
-Si tu nos dejas el territorio, y todo lo que lleves contigo ahora... Nosotros te dejaremos con vida, pero deberán procurar que no vuelva a verlos... Si no es el caso... Morirán.
-Lo siento, yo no hago negocios con imbéciles.
-... Y yo que esperaba llegar a un acuerdo...

Entonces, Clyde comenzaría a moverse rápidamente, intentando desamarrarse de la silla

-Torque, ¿Te importaría ayudarla a que cambie de opinión? -preguntó el sujeto de piel blanca hacia el de vestimenta negra-
-Será un gusto.

El hombre alto y fuerte se acercó a Kate, cerrando los puños.

-¿Lista para decidir, guapa?
-¿Guapa? ¿Qué?
-No llores, vamos a hablar como personas maduras... Y civilizadas.

El hombre le dió una cachetada a Kate, lo cual la haría enfadar.

-¡Ah! ¿¡Qué demonios te pasa!?
-¡Oye, déjala en paz! -exclamó John-
-Asi que tú también quieres, ¿¡Eh!?

El hombre dió un fuerte puñetazo en su cara, que aunque el casco lograría amortiguar el golpe, también le causaría bastante dolor... Y el hombre pálido estaba mirando, a 2 metros de distancia.

-¡Ey! ¡Para! -gritó Kate, mientras Clyde, sin decir una sola palabra, seguía intentando liberarse-
-... Oh... Ok... Pararé.

El hombre se comenzó a acercar a Kate lentamente.

-... Aléjate... De mi.

De repente, este hombre, entre risas puso una mano en la pierna de Kate... De forma muy extraña.

-... ¿¡Qué estás haciendo!?
-... Qué demonios... -murmuró el hombre pálido-

El hombre, al parecer llamado Torque, comenzó a acariciar su pierna, mientras se reía de forma enferma, el otro parecía no hacer nada, aparte de estar extrañado con la situación.

-¡No me toques!
-¿O qué? -respondió Torque-

Después, el hombre se empezó a acercar cada vez más, hasta estar a pocos centímetros de ella, dónde ahora ponía su otra mano en el chaleco, intentando apartarlo lentamente.

El Fin de los Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora