Ella se pasa horas sentada cercas de su ventana viendo hacia el cielo el cual esta adornado por esponjosas nubes blancas, es un día muy lindo como para desperdiciar el tiempo haciendo otras cosas y no prestarle atención a lo que brinda la naturaleza.
Trata de contar cada pequeño algodón que puede notar, son demasiados y parece que se estan juntando cada vez más; uno parece un pequeño conejo, esto se lo imagina ya que se ven dos orejas, otra nube tiene forma de flecha... ¡parece que quiere matar al conejo!, muchas historias se le ocurren al observarlas, y cada una de ellas las apunta en un cuaderno que ha tenido desde los siete años, edad en la que aprendió a escribir con facilidad.
Su tranquilidad empieza con sentarse enfrente de su ventana y admirar el cielo mientras escucha música lenta, además de imaginarse historias con base a las nubes también piensa en cosas que le podrían suceder a ella, fantasear su segundo hobbie favorito.
Su madre a menudo se preocupaba por el estado mental de su hija pero a todos los psicologos con los que la había llevado decían que estaba normal de sus facultades mentales, que solo era su atracción, que muchos jovenes la tienen por el twitter, el chocolate, las drogas, pero Aly era diferente, ella la tenía por las nubes.
