Capítulo 3

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-Un vaso de agua, por favor-Dije yo.

-Emm, para mi una cocacola-Dijo Silvia con voz burlona- Buff, mira como está el camarero.... Es muy guapo eh-Dijo cuando el camarero ya no podía oírnos-Eiii, me escuchas?-

-Eh? No, no te estaba atendiendo, comprendeme Silvia, no puedo pensar en otra cosa, que harías tu en mi lugar?

-No sé, la verdad es que no tengo ni idea, pero no me quedaría de brazos cruzados, hablaría con él y le dejaría bien claro que no quieres nada con el, porque es asi no?

Su pregunta me dejó pensando, que me pasaba? Me sentía rara, hace tan solo una hora hubiese dicho que no quería nada con el, pero ahora... No sabia lo que quería.

-Eh, te estoy hablando!

-Si si, digo no, em, que no queiro nada con el, y que si, que me estabas hablando-

Sivia se hechó a reir, pero cuando llego el camarero, paró de reir y lo miró de arriba a abajo. Ahora era yo la que me reía, y el camarero ( Lucas por lo que luego nos enteramos) me miró y tambien se rió conmigo, o de mi, pero eso no me importaba.

-No te rías, que no tiene gracia- Me contestó enfadada Silvia.

-Jajajaja, si que tiene gracia-Ya estaba llorando de la risa cuando entraron Carlos y sus amigos, fue entrar ellos, y yo parar de reir inmediatamente.- Mierda.

-Que pasa, ya no te ries de mi?

-Joder, mira quien entró!

SIlvia se giró y me miró con una cara pálida, estaba deseando reírse pero sabía que si se reía, los malotes se  ivan a enfadar. Se sentaron en una mesa un poco alejada, pero podía admirar como Carlos no paraba de mirarme. Yo sin quererlo, me había puesto roja como un tomate, y Silvia me miraba fijamente diciendome algo, pero no supe que era hasta que volví en mi misma.

-Joder, no se para quien hablo, podias hacerme un poquito de caso alguna vez no?

-Si, pero tengo que irme, lo siento, despues te llamo.

Dejé el dinero del agua encima de la mesa, cogí mi mochila y me fuí. No sabía que hacer ni que pensar, porque me miraba asi? Tanto podía cambiar una persona? No, me estaba volviendo loca. 

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-Mamá, ya estoy aquí- grité- Mamá!

No había nadie en casa, estaba tan despistada que no me di cuenta de que  tenía cuatro llamadas perdidas de  mi madre.

-Mamá, que pasó? Tenía el mobil apagado.

-Hola cariño, me fui con tu padre a Londres para que me enseñase uno de sus chalets.

-Ah, vale, pero Richard no es mi padre....Bueno, cuando volveis?

-No lo sé Ana, igua nos quedamos aqui un tiempo, le di a Sonia la tarjeta de crédito y le dije que te ayudase un poquito en la casa y en todo eso.

- No necesito la ayuda de nadie, puedo sola , ya no soy una niña mamá..

-Claro que sí  mi niña, bueno, te dejo que tu padre me va a llevar a cenar, chaito mi vida!

-Adios.

¿Eran así mis conversaciones con mi madre? Si. Ella tiene la manía de llamar a su novio Richard, mi padre. Tu padre esto y tu padre lo otro. Ella ya superara que mi padre, Felipe, está muerto. En cambio, a mi aún me duele el pecho cada vez que pienso que el ya no está conmigo y me dan ganas de llorar... Mi vecina Sonia era como mi segunda madre, cada vez que Laura( mi madre) se iva de viaje, ahí estaba Sonia para cuidarme. Subí as escaleras de mi casa y me tumbé en mi cama. Poco duró la tranquilidad, porque despues de 5 minutos ya estaba mi perra, Lea, ladrandome y tirando de las sabanas para que la sacara a pasear.

A la vuelta de la esquinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora