𝐒𝐖𝐀𝐋𝐋𝐎𝐖 ─ 𝗷,𝗷𝗮𝗲𝗵𝘆𝘂𝗻 ✔

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Fue una sugerencia, no una pregunta.

Las instrucciones se escuchaban raras en tu boca. Las dijiste una y otra vez hasta que empezaste a creerlas. Eso no era fácil para ti, y sería dolorosamente obvio para él. Cuando Jaehyun te pidió que lo hicieras, tu primer instinto fue decir que no. Sabías que no estaba en ti dominar a un hombre como él. Nunca perteneció a nadie, y menos a ti. Sin embargo, cuanto más lo pensabas, más podías sentir la emoción creciendo en tu vientre. La idea de ver a Jaehyun rogando por mas te hizo sentir lo suficiente de valentía temporal como para estar decir que si.

Alquilaste una habitación de hotel de clase alta con una vista de la ciudad antes de que tuvieras que hacerlo en la alfombra de tu casa. Los muebles eran de color crema. Los acentos amarillos adornaban las paredes. El costo estaba muy por encima de lo que podías permitirte, pero tenías una imagen en mente, y ibas a hacerla realidad. No eras la más refinada, pero tus ex siempre te dijeron que serías una muy buena actriz.

Impresionar a Jaehyun tampoco sería fácil. Sus trajes siempre se adaptaban a él a la perfección, los pequeños adormos en su mesita de noche valen más que tu alquiler mensual. Todo en él era perfecto y tan diferente a ti. Ser sexy era difícil, pero para él, entraba en una habitación y todos los hombres y mujeres prácticamente caían a sus pies.

Aquí, en tu pequeña porción de fantasía, podrías actuar como alguien más. Al menos, ese era el plan. Tus nervios estaban sacando lo mejor de ti. Tu frente seguía sudando. Te sentías como una tonta, una niña jugando a vestirse con lo que había en el armario de su mamá. Practicaste tumbarte en la cama en una pose sexy pero la fingias demasiado. Jaehyun probablemente te veria y se reíria, y eso te asustó.

Había pasado una semana desde que te pidió que usaras el consolador de cristal con corazones en él. Te lo llevaste a casa esa noche y lo examinaste en tus manos. La punta era suave y fresca al tacto. Los corazones, eran bonitos, hacían que el consolador pareciera más un adorno decorativo de vidrio. Tú no sabías nada sobre hacerle un anal a otra persona, pero las semanas leyendo artículos que habían en internet habían sido útiles.

¿Qué estoy haciendo? te preguntaste a ti misma. Voy a arruinarlo todo.

Abriste las cortinas y miraste afuera. Tenías la vista del río con las luces de la ciudad reflejando fuera del agua. Podías ver parejas cogidas de la mano, gente montando en bicicleta yendo a su destino. Siempre te preguntaste qué hacían los demás a puerta cerrada. Naturalmente, esos pensamientos te llevan a creer que la gente también preguntaría por ti. ¿La gente de abajo se preguntarían sobre tu vida, o pensarían que la mujer en la ventana era sólo una esposa esperando a su marido?

La idea de Jaehyun como tu marido te hizo sonrojar hasta que te sentiste estúpida. La relación en sí nunca funcionaría, pero el sexo sería una bomba. Escondido en las esquinas de tu mente estaban Jaehyun con suéteres suaves, con sus mejillas rosadas. Viendo la televisión en una tranquila noche de domingo rozando tu espalda y acariciando tus manos. Te diría lo hermosa que eras, sus labios besarian tu nuca, sus manos sosteniedote para mantenerte de esa manera toda la vida. Estaba tan lejos de la verdad que no sentiste ningún daño al imaginar tales cosas.

Cerraste las cortinas y volviste a la realidad. Todo estaba listo. Estabas esperando a que se levantara la cortina proverbial y a Jaehyun entrara en tu fantasía. Esperabas que fuera más fácil, dominarlo traera poca resistencia para ti. Tal vez estabas pidiendo demasiado.

Comprobaste la hora. Era tarde. Cuando llegabas tarde, Jaehyun te hacia pararte contra su ventana para que la gente que pasaba pudiera verte mientras te follaba por detrás. Si tu hicieras eso... Bueno, sería una vergüenza.

"¿Y si no puedo hacer esto? ¿Y si no le gusta?", preguntas, en voz alta.

Podías sentir las lágrimas empezando a picar tus ojos, pero no era el momento de llorar. Hubo un golpe en la puerta que te hizo saltar.