❝𝐓𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞 𝐜𝐚𝐭❞

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➱「Kyo's day, 2O2O」

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➱「Kyo's day, 2O2O」


Tenía treinta y tres días que no volvía.

La cama improvisada estaba igual, la arena seguía allí, el alimento estaba intacto; pero el maldito animal, no volvía. Ese gato había llegado a su vida de una manera absurda, y le trajo problemas no tan convencionales. Sucedió una tarde...

El auto deportivo rechinó las llantas frente al hogar Kusanagi. La puerta del copiloto se abrió de abajo hacia arriba, y del interior salió el único hijo de la familia antes mencionada. El dueño del vehículo descendió la ventanilla con los ojos puestos en el que recién se había bajado.

—¡Hey, Kyo! Dentro de ocho días vuelvo a pasar por ti a la misma hora. No me hagas esperar mucho, ¿OK?

El otro muchacho sonrió como respuesta, y alzó la mano para despedirse. No era mucho de salidas, pero las reuniones con Benimaru de anfitrión eran entretenidas. Tampoco le gustaba admitir que el rubio tenía buen gusto para la elección de los licores, bocados e incluso la música. Además, no quería vivir postrado en su habitación, quería salir y divertirse.

Habitualmente los eventos de Nikaido se llevaban a cabo cuando la noche apenas comenzaba, pero esta vez fue por la tarde. Benimaru —quien se autodenominaba «el talento hecho modelo con la agenda más apretada»— tenía el tiempo limitado. Los últimos tres meses corría de una agencia a la otra vendiendo su imagen a marcas reconocidas; unas lo requerían a primera hora y las otras, al no tener opción, solicitaban su presencia al término de la tarde. Sin embargo, eso no impidió que el rubio quisiera mantener su vida social, por ello adaptó sus horarios hasta nuevo aviso.

Kyo fue de los pocos que aún lo acompañaba. Desde el cambio de hora, la mayoría de los invitados se vieron en la necesidad de rechazarlo amablemente por cuestiones rutinarias o laborales. El Kusanagi no comprendía esas justificaciones: le eran ajenas, pues él se consideraba un hombre sin obligaciones. Por ello, ahora mismo caminaba tranquilo por el corredor rumbo a la entrada de la casa.

Tras deslizar la puerta, una nube de polvo le dio la bienvenida, provocando que su rostro se contrajera y tosiera un par de veces.

Saisyu había sacudido los tapices justo cuando Kyo entraba; y sin poder evitarlo, soltó una carcajada. Al Kusanagi menor no le pareció gracioso. No obstante una sonrisilla maliciosa se le dibujó mientras se despojaba el jersey del torso. Su padre supo lo que venía.

Tomaron posición de lucha. Kyo inició, Saisyu contrarrestó el golpe, una llama flameó entre ambos. Y así como el combate empezó, así terminó.

—¡Ustedes! ¿Qué no pueden estar en paz? —interrumpió Shizuka con gesto duro, y luego se dirigió a su esposo: —Saisyu, dijiste que repararías la alacena. ¿Qué haces aquí?

Kyo le lanzó una mueca burlesca a su padre mientras pasaba el dorso de la mano por sus labios.

—Y tú, Kyo —continuó la mujer con voz áspera. La sonrisa de Kyo se borró—. ¿Qué no se supone que deberías haber ido a la escuela?

Diciembre 12 ⦙ 𝗞𝘆𝗼'𝘀 𝗱𝗮𝘆 ⦙ EspecialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora