IV

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𝐄𝐍𝐆𝐀𝐍̃𝐎
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¿Qué había hecho? ¿Cómo pudo si quiera pensar en hacer eso?

Un sentimiento extraño lo recorría, ¿qué era? ¿Qué le pasaba? Era más terrible que la culpa o la vergüenza, diez veces más molesto y diez veces más ácido.

Se sentía peor que aquella vez en que el profesor de ciencias lo pilló copiándose en uno de los exámenes de la preparatoria y llamaron a sus padres para suspenderlo.

En cualquier momento lo pillarían también, ¿no? Había roto las reglas, hizo algo que no tenía permitido. El profesor tardó cuarenta minutos, ¿cuánto se tardaría ella? ¿Cuarenta horas? ¿Cuarenta días? ¿Cuándo llegaría su castigo, su karma o lo que sea?

Miró al hombre frente a él, que lo veía de forma extraña; era como si su repertorio de emociones se hubiera renovado por completo y con eso descubrió algo fuera de su conocimiento; se veía como un niñito al que enseñaban trigonometría por primera vez y estaba temeroso por el futuro.

Tenía las pupilas dilatadas gracias al alcohol y las cejas, rectas, fruncidas. Con los dedos de su mano izquierda palpaba su labio inferior, como si lo tocara por primera vez, mientras que con las uñas clavadas en su nuca le mandaba una constante quemazón, un recordatorio del error que cometió.

—Yo... eh... Lo siento. Yo no... —Huyó con pasos rápidos del lugar, dejando la evidencia atrás, guardando el papel con las respuestas del examen en sus medias para que nadie las viera.

Ató su largo cabello en un chongo desordenado y acomodó su traje con desasosiego. El cuello de la camisa lo ahogaba, así que desabrochó los primeros botones y aflojó su corbata.

La poca claridad de la sala debido a la oscuridad de la misma y las mínimas luces de colores lo marearon aún más. Consideró tomar un trago para relajarse un poco, pero definitivamente había tenido suficiente por esa noche.

—Hey, Louis, ¿ya te vas?

Liam lo miraba con un brillo de curiosidad en los ojos mientras sostenía un Campari en sus manos. Sonrió, pasando una mano por su frente, y asintió.

—Sí, sí, yo... no me siento bien, creo que algo me cayó mal.

—Tal vez fueron las samosas¹, sabes que Zayn las ama súper picantes y súper saladas, así que... —se hundió de hombros y le sonrió—. Bueno, le diré por qué te fuiste.

Asintió una vez más, palmeando su hombro para agradecerle y salió del bar. Fue temblando un poco hasta su auto y una vez que estaba sentado en el lado del conductor, apoyó la cabeza contra el respaldo del asiento.

¿Cómo pudo perder los estribos de esa forma? ¿Cómo pudo ceder a la tentación? ¿Cómo se atrevió a traicionar a Anna de esa forma? Aunque, si retrocedemos un poco, no sería la primera vez...

Se sentía de veinte años de nuevo. Recordaba una fiesta con mucho alcohol involucrado y una revelación que cambió su vida.

También... también recordaba otra cosa. Una memoria que ya creía perdida, pero al parecer su mente se dignaba a mostrarle por el resto de sus días; un sofá con almohadas viejas y aroma a vainilla, unos labios esponjosos y los largos y chocolatosos rizos de su acompañante; el humo de un cigarro los envolvía y una vieja película rodaba en la tele.

Apoyó los codos en sus muslos y sostuvo su cara con las manos. Se sentía desgraciado, y lo peor es que era la segunda vez que hacía lo que hizo, repitió el error que lo llevó a perder a la persona que más quería.

Y ahora, por su culpa, volvería a hacerlo.

Apretó los puños y trató de respirar tranquilamente; no lograba nada perdiendo la cabeza y enfadándose consigo mismo, no quería hacer otra locura esa noche.

—¡Mierda! —golpeó el volante y respiró con fuerza.

Había besado al maldito Harry Styles por segunda vez en su vida, y esta vez siendo completamente consciente de lo que hacía; no podía culpar a su inmadurez, ni al alcohol, ni a Harry. No había excusas, no había justificación.

Y lo peor...

Lo peor era que le gustó.

Negó para sí mismo y condujo rápido para alejarse lo más posible del papelito con las respuestas, de la prueba de su engaño.

No podía permitirse este tipo de cosas, no era un niñito de catorce que no sabe nada de relaciones ni tampoco podía comenzar a cuestionar su sexualidad con casi treinta años, ¿acaso eso no debía estar definido ya?

Necesitaba llamar a Nick, él podía ayudarlo.

[1] SAMOSA : Es una empanadilla frita u horneada con relleno salado y origen en Oriente Medio

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[1] SAMOSA : Es una empanadilla frita u horneada con relleno salado y origen en Oriente Medio.

Nos despertamos bravos, ¿eh? Jajajaj, ¿opiniones del capítulo?

Dije que iba a ctualizar más temprano que ayer, pero una vecina decidió que era el día perfecto para entretenerme durante un largo rato.

En fin, ¡el próximo viernes (02/07) subo el capítulo cinco! Recuerden que siempre actualizo después de las 19.30 :)

DENTRO DE POCO ENTRO A VACACIONES DE INVIERNO, YEI.

𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒 𝐘𝐎𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora