Las Visitas de Diana.

422 43 6
                                    

Hola, en vista que hoy tendremos álbum nuevo, pues vengo a dejar un poco más de esta historia que 





La niña se acercó con un bolígrafo con diseño de animales, tanto Karlie como Taylor sonrieron, a la rubia le había dado una libreta para que anotara sus reportajes había dicho.

— Así podrás trabajar más bonito – Sonrió la niña.
— Gracias, cielo, es el mejor regalo del mundo.
— Qué bueno que te gustó mamá.
— Ve a la cama ahora si Maddie, prepárate para dormir en lo que ayudó a Karlie y voy a contarte ahora un cuento yo ¿sí? Dejemos que mamá descanse, trabajo mucho y debe estar muy agotada ¿te parece?
— De acuerdo mami, descansa y sueña lindo mamá – La abrazó.
— Muchas gracias pequeña, tú también descansa – La besó.

La niña corrió para Taylor buscar el botiquín, regresó para lavar la leve herida a la castaña que en si no era tan profunda pero si traía su ropa manchada de sangre, al terminó fue a recostarse mientras Taylor fue a leerle un libro a su niña que cayó de inmediato rendida, tras unos minutos regresó a donde la castaña se encontraba, se arregló para meterse a la cama, abrazó suavemente a la doctora para no lastimarla, y ambas cayeron en un profundo sueño, cuando despertó la castaña sentía un leve dolor donde había sufrido la cortada, pero intentó no hacerle caso, así que se duchó, se vistió y salió a preparar algo para desayunar, cuando estaba por la mitad, apareció Maddie frotándose los ojos y con su jirafa abrazándola.

— ¿Qué sucede enana? ¿No puedes dormir?
— Ya me desperté, mamá tengo mucha hambre – Sonrió.
— Perfecto desayuna conmigo.
— ¿Vas a ir a trabajar? – Preguntó suave.
— Si ¿puedes creerlo? Soy esclava del trabajo.
— Pero es sábado – Exclamó Maddie.
— Lo sé enana, pero necesitan mucha ayuda ahora, espero que pronto esté listo el nuevo acuario para tiburones y llevarte a verlo.
— ¡Si quiero! – Gritó.
— Yo también, me muero de ganas por qué esté listo para llevarte y a mami, a lo mejor también están listos ya las nuevas especies que llegaron, para ese entonces seguro también estarán nacidos los nuevos cheetah – Le sonrió.
— ¡¿En serio?! ¿Puedo verlos?
— ¡Claro! Te llevaré para celebrar tu cumpleaños.
— ¿Cuándo es mi cumpleaños? – Preguntó.
— En poco menos de dos meses.
— ¿Puedo tener una fiesta?
— Claro que sí, tendremos una hermosa fiesta llena de animales para ti ¿te parece?
— Sí – Asintió feliz.

Ambas desayunaban mientras platicaban, tras un rato cuando terminaron, Karlie deposito todo en el fregador, no tenía tiempo y no quería dejarle el trabajo a Taylor, pero ella lavaría los de la cena.

— Ve a costarte con mami, cuídala por mi ¿sí?
— Si mamá – Sonrió.
— pórtate bien, se obediente y te prometo que en cuanto tengamos menos trabajo en la oficina te llevaré al parque con Kara ¿sí?
— ¡Sí!
— Ahora ve con mami.

La vio correr a la habitación, la siguió para asegurarse que se quedaba ahí, entro a la cama mientras la rubia se removía, dejo escapar un enorme suspiro, realmente era hermosa esa rubia, no podía agradecer la suerte que tuvo por encontrarla, se lo debía a Maddie y su locura de salir corriendo para ver animales, ahora estaba viviendo con ellas como una hermosa familia que pronto se casarían y por supuesto, tendrían su propio bebé.

— Hola doctora, buenos días.
— Hola Camila – Se dejó caer en su asiento.
— ¿Cómo va todo?
— Bueno Regina nos pidió que en cuanto llegará fuera a verla por favor.
— ¿Ahora que pasa? – Se puso de pie.

Karlie caminó hasta la oficina de la directora del Zoológico del Bronx, no entendía que sucedía ahora, pero sería mejor averiguarlo de inmediato, mientras la doctora trabajaba, la periodista arreglaba la casa junto a Maddie, había desayunado, había puesto a la pequeña hacer tarea y juntas la revisaron.

Wildest DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora