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Mi infancia fue muy alegre, el amor de mis padres me inundaba el alma cada día. Ellos también eran muy cariñosos entre sí, aunque no pasaba lo mismo con mis abuelos.
El matrimonio de mis padres no era aceptado por la familia de mi papá, ellos no querían que él se casara con una mujer omega, habían elegido una mujer alfa, como él, de una respetable familia del norte de la ciudad donde vivíamos, pero él ni siquiera conocía a esa persona, no quería casarse con una desconocida, y, lo más importante, él ya estaba enamorado de mi mamá.
La familia de mi madre era pequeña, pero tenían un buen pasar económico, aunque eso no parecía ser suficiente, no era alfa, y eso no servía.
Muchas veces intentaron separarlos, pero fue en vano, se amaban demasiado.
Mi abuelo me contó que, su último recurso, para poder permanecer juntos, fue, la marca.
Marcar a una pareja no es absolutamente necesario en todas las relaciones, pero hay algunos casos en los que, ambos, deciden realizar una unión profunda, a nivel hormonal, a través de una marca.
Mi papá no quería marcar a mi mamá, pero, aunque es un proceso muy doloroso para quien es marcado, ella estaba dispuesta a aceptarlo, ya no había otra opción, si querían permanecer juntos, él tenía que marcarla, para que nadie más pudiera acercarse a ninguno de ellos.
La marca que un alfa hace a un omega es una declaración de pertenencia, es SU omega, es SU alfa, y esa conexión solo se desvanece si uno de ellos muere. Mi abuelo estuvo de acuerdo, ya que no quería ver sufrir más a su hija, sabía que ellos se amaban con todo su corazón.
Esto tampoco fue aceptado por la familia de mi padre, y decidieron alejarse de él, yo no los conocí, y no se donde viven, tampoco quiero saberlo. No después de todo lo que tuvieron que pasar mis padres, solamente porque ellos no aceptaron la pareja que mi papá había elegido.

Fui creciendo, muy cercano a la familia de mi madre, ella vivía con sus padres y un hermano mayor, que se casó y se mudó a otro país cuando yo estaba estudiando en la escuela primaria, no he sabido nada más de él desde ese entonces. No lo recuerdo mucho tampoco.
Mi abuela falleció cuando yo tenía ocho años, tenía problemas del corazón, y el último tiempo, los medicamentos ya no hacían efecto.

Un año después de eso, mis padres también murieron, ese recuerdo todavía queda revoloteando en mi mente...

Todo mi cuerpo ardía de rabia.
No entendía por qué tuvieron que hacerles eso.
Como sea que lo pensara, no le encontraba lógica a lo que sucedió.
Y los pocos recuerdos que tengo de esa noche, no me ayudaron mucho tampoco...

Escuché ruidos en la planta baja.
Mi mamá me había acompañado a mi habitación, hacía un rato.
Yo apenas estaba empezando a dormirme.
Pero los gritos me despertaron de repente.
Me asusté mucho...
Tenía miedo de salir de mi pieza, pero también quería asegurarme de que mis padres estuvieran bien.
Así que, tomé coraje (o tal vez fui demasiado imprudente), y me acerqué al borde de la barandilla de la escalera...
La escena que vi desde ese lugar, es un poco borrosa ahora.
Supongo que el shock, me hizo olvidar algunos detalles...

La muerte de mis padres, desató una gran furia en mi interior, y recuerdo la sensación que tenía en mis manos, ardían como si me estuviera quemando, mi pecho se sentía apretado, me costaba respirar, el aire parecía pesado y me ardía toda la espalda.
Estaba aturdido, no podía escuchar bien, mi vista estaba nublada y lo último que recuerdo es que vi una luz azul intermitente que iluminaba todo el lugar, era la policía...
Alguien había escuchado gritos en mi casa y los habían llamado.
Escuché un golpe muy fuerte en la puerta del frente de la casa, varios policías entraron corriendo, después de romperla...
Cuando vi esas personas entrando, volví a mis sentidos. Bajé la mirada y vi que tenía sangre en mis manos, no tolero mucho la sangre, así que, cuando vi eso y sentí ese olor, me desmayé...

Unos días después, desperté y estaba en una habitación que parecía ser un hospital, estaba desorientado, no se escuchaba ningún sonido en ese lugar, ni siquiera el 'tic-tac' del reloj. Sabía que era de noche, porque podía ver el cielo estrellado a través del vidrio que ocupaba toda una pared de la habitación.
Intenté moverme, quería levantarme de la cama, pero no pude, mi cuerpo se sentía pesado, y cuando quise levantar uno de mis brazos, noté que, ambos estaban atados fuertemente a la cama, también mis tobillos tenían cinturones, y otro más, se ceñía sobre mi pecho.

¿Por qué estaba atado?
¿Qué había pasado con mis padres?
Sabía que alguien los había asesinado a ambos, recordaba eso, pero, ¿qué estaba pasando conmigo?

Me volví a dormir, llorando, porque nadie respondió a mis llamados durante esa noche...

Brenda▪︎Buenos días, Svic, mi nombre es Brenda Montesori, soy bioquímica, y trabajo en esta clínica.
Me alegro mucho de que estés despierto ya.
Lamento mucho que tengas que permanecer atado a la cama, sé que pasaste por una situación muy difícil, y apenas sos un niño de nueve años, pero esto es por tu propia seguridad.
Voy a responder a todas las preguntas que pueda, así que, te escucho, pequeño...

No pude decir absolutamente nada, solo comencé a llorar, desconsoladamente, no podía hacer nada más. Recordaba algunas cosas, flashes de mis años anteriores, juegos con mis padres, los paseos, mis compañeros de la escuela...
Y la muerte de mis padres...
Ese último recuerdo, me hizo enojar mucho...
Volví a sentir que mi cuerpo ardía, sentía como si tuviera fiebre, me estaba quemando, en medio de todo eso, sentí un pinchazo en el cuello...
Y me dormí de nuevo...

Whisky, Canela y Café (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora