Capítulo 1

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Sandra PoV

Hoy voy a empezar la secundaria, la verdad es que me da un poco de miedo. Papá sigue tan borde como siempre, desde que pasó lo de mamá.

D- Buena suerte hija, portate bien este curso - dijo mi padre igual de frío que siempre-.

S- Lo intentaré - dije saliendo del coche-.

Mi padre, el señor Diego Domínguez, era un hombre alto, con el pelo moreno y muy bien cuidado a sus 38 años. Era un empresario de bastante éxito. A la entrada me esperaba Ale, mi mejor amiga. Fuimos a buscar a las listas en que clase estábamos, a las dos nos tocó en la misma clase... BIEEEEN!! Ponía: 1ºA Profesora: Clara Alonso.

Bueno, entramos en la clase y nos sentamos por delante, si no no veía, ya que me distraigo fácilmente. Me senté al lado de Ale, mi mejor amiga. En aquel momento entró una chica rubia de ojos verdes por la puerta, le pongo unos 26 años. No era muy alta pero era muy guapa. Se puso delante de la clase y se presentó:

C- Me llamo Clara Alonso, seré vuestra tutora durante la secundaria. Seré vuestra maestra de Naturales también. Espero llevarme bien con todos vosotros -dibujó una sonrisa en su cara-.

Había algo de Clara que no me gustaba mucho, pero no se porque. Parecía la típica rubia mala que era arrogante. Se puso a decir las normas del centro, que pesada, ya me caía un poco mal. Empecé a bostezar y la miré aburrida.

C- ¡TU! ¡LA DE ATRÁS DE LA DE DELANTE! ¿COMO TE DUERMES EN LA CLASE? - le chilló a la de atrás mio, ufffff, que mala hostia la rubia-.

Ale se empezó a reír, a mi me empezó a caer mal la tal Clara. Uffffff, si a mi me cae mal un profesor ya puede ir rezando ya que las jugarretas que puedo hacer yo, son tremendas. En primaria, en unas colonias, una maestra me hizo comer pescado, que asco, y se lo tiré mezclado con plátano en toda la cara... JAJAJAJA, nunca lo superaré, que risa. Tocó irnos y me fui hacia casa caminando con Ale.

Clara PoV

Me fui a casa en mi mini rojo, la clase que me había tocado parecía bastante maja. Me fijé en la alumna que estaba delante de todo, creo que se llamaba Sandra, parece buena niña, aunque le veo cierta timidez. Cuando llegué a casa vi a mi preciosa Caro corriendo viniendo a darme un abrazo, ella es lo más importante que tengo. Desde que Miguel se fugó de casa, es lo más bonito que me queda. Me quedó un vacío enorme en el corazón, creo que nunca me volveré a enamorar. No se si me podré recuperar.

Ca-¿Mami estas bien?- dijo con su vocecita de bebé-.

C- Si mi amor, no te preocupes - la cogí en brazos y la llevé a jugar a fuera-.

Caro empezó a jugar en la calle, era una calle donde casi no pasaban coches. Se puso a jugar en la carretera cuando de repente apareció un coche un poco rápido.

C- CAROOOOO!!! -grité-.

De repente el coche paró. De él salió un hombre bastante guapo, alto y con el pelo negro, y fue corriendo hacia Caro.

D- ¿Estas bien pequeña? - dijo acercándose a Carito-.

Carito estaba llorando, se había raspado la rodilla. Fui hacia donde estaban ellos y cogí a mi niña en brazos.

C- Mi amor tranquila, vamos a casa a ponerle una tirita y listo. Gracias. - le dije al extraño hombre-.

D- No hay de qué, me voy, adiós - dijo mientras se iba en su coche -.

Me llevé a Caro a casa y le desinfecté la herida. La verdad es que no puedo de dejar de pensar en el hombre del coche.

Lo que dicta el corazón - DielariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora