A los 5 minutos se sentaron dos chicos de aproximadamente nuestra edad, eran morenos, uno tenía los ojos verdes y el otro azules. Estuvimos un rato hablando y contándonos cosas sobre nuestras vidas, nos caían muy bien y parecía que nosotras también a ellos. De repente pasó la azafata diciendo que íbamos a pasar por una zona de turbulencias, que nos pusiéramos los cinturones. El avión comenzó a agitarse y hacia un ruido extraño, la gente estaba asustada y empezaron a gritar, las azafatas decían que no nos pusiéramos nerviosos, que teníamos que hacer un aterrizaje forzoso. Había persona llorando incluidas yo y Ana, no pude aguantarme, estaba tan nerviosa que le cogí una mano a Ana y la otra al chico que se llamaba Manuel.
+¿Puedo? Es que estoy muy nerviosa- dije mientras temblaba.
-Claro, no te preocupes tranquila- me dijo y me apretó más la mano.
Me eche a llorar en su hombro ya que desde nuestros asientos se escuchaba al piloto muy nervioso sin saber que hacer, de repente miré por la ventana y vi que estábamos cayendo, se soltaron las mascarillas de oxígeno y nos dijeron que nos pusiéramos los chalecos salvavidas. La gente al ponerse los chalecos se caían, recuerdo que un niño salió rodando y se chocó contra un asiento. Había sangre mucha sangre y yo empezaba a marearme, me tambaleaba como si fuera a caerme al suelo, por suerte Manuel me cogió pero me desmayé en sus brazos.
