Little kisses | norenmin - minific

seis

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¿Por qué era tan difícil describir sus sentimientos?, se cuestionaba Renjun al jamás hallar una palabra que con su corto pronunciado pudiera juntar todo lo que su mente y corazón piensa y siente. Jaemin y Jeno le declaraban su amor en cada despertar que tenían juntos y con cada roce que le brindaban por las noches, pero Renjun sentía que agradecerles por todo y recordarles cuánto los apreciaba quedaba muy corto comparado a lo que realmente siente y no es capaz de formular. Él amaba a Jeno y Jaemin, claro que lo hacía, pero jamás llegó a decirles algo más formal luego de un "Me gustas", ni siquiera podía pasar del nuevo nivel que su cabeza inventó y era la complicada pronunciación de un "Teme gustasquiero" que lo comentaba cuando los dos chicos lo hacían avergonzar mucho con comentarios fuera de lugar sobre cómo se veía cuando él hablaba de la televisión o sobre cómo se sentían cuando él hablaba de si iba a llover o no para limpiar la casa, y es que luego de ahorrar lo suficiente para comprar un hogar ya amueblado había sido la decisión más increíble que tomaron a sus veintidós años.

Los tres solían convivir juntos en la escuela la mayoría del tiempo, luego su amistad se intensificó y solían ir a casa del otro unas dos o cinco horas como máximo, y posteriormente pasaron de visitar todos los días a Renjun en su apartamento a comprar uno ajeno a la ciudad donde vivieron la mayoría de sus vidas, instalándose sin mayores problemas y siguiendo con sus carreras que un buen salario les proporcionaba para darse el lujo de gastar el dinero en comprar un rompecabezas de mil piezas y armarlo con toda la paciencia del mundo mientras que en la radio sonaba alguna canción que era popular del momento haciéndoles bailar y cantar pequeñas partes.

Renjun había logrado graduarse con el título de abogado pero aún no había tenido ningún caso fabuloso que lo motivara a matarse las noches investigando y a volver a repasar el código penal porque sinceramente muchas leyes ya se las había olvidado. Jaemin había estudiado informática de computación pero había terminado haciendo pasteles de tres leches a los clientes del GYM de su madre, recibiendo halagos y buena paga recuperando casi en todos los pedidos el cien por ciento de sus gastos en ingredientes y moldes. Jeno se iba por el lado de la psicología, estaba siguiendo una reciente carrera con el objetivo de lograr el Máster de Psicología Infantil ya que su paciencia con adultos podría ser mucho más beneficiosa cuando se trataba de niños con algún tipo de mal desarrollo o problema de conducta o mental, aunque también le gustaría obtener como actividad extracurricular el estudio de la psicología familiar para encontrar o hallar otros casos como Renjun en mayor o menor gravedad.

Ahora los tres estaban ayudando a Jaemin a cocinar las tortas pero el proceso era fácil: hacer el bizcocho, hacer la mezcla del líquido de tres leches y rellenar con dulce de chocolate el centro de los dos bizcochos que forman la torta. Y vaya que el procedimiento tardaba su tiempo pero realmente todo era cuestión de máquinas y ellos simplemente se paraban allí para hacerlas funcionar y de paso charlar sobre su día, ya que por las tardes ninguno de los tres abandonaba por completo la casa.

— Mucho puterío en el gimnasio. —Confiesa Jaemin atajando su rostro sobre su mano mientras esperaba que un nuevo bizcocho saliera del horno, debía de hacer cinco tortas en total y sólo iba por la segunda.

— ¿Por qué lo dices?, hace una semana decías que todos te trataban bien. —Indagó Jeno copiando el gesto de Jaemin, sentándose a su lado en la pequeña mesa que tenían en la cocina.

— Chicas; porque las mujeres adultas de allí realmente sólo se me acercan por los pasteles. Oí que una de ellas decía que mi rostro era lindo y que intentaría conquistarme, pero lo dijo tan alto y con una voz tan chillona que me molestó y borré la sonrisa que siempre les muestro cuando voy, y aunque la chica resulte tierna para los chicos allí a mí me resulta molesta, y no quiero que siga haciendo ejercicio frente a mi pequeño espacio de tortitas. —Las comisuras de Jaemin se estiran hacia abajo formando una perfecta cara de ":c" para los contrarios.