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A la mañana siguiente, después de que Harry se había escabullido por mi ventana, fui a la cocina para ver a Jake, sentado ahí conversando con mi mamá.

—Buenos días —dije alegremente.

Mamá me miró un tanto sorprendida.

—¿Por qué estás tan feliz esta mañana? —preguntó, sonriendo.

Sonreí y reprimí una risita tonta, no podía decirle que mi sexy novio me había dado una muy buena razón para sonreír antes de salir por mi ventana. Así que en vez de eso, solo me encogí de hombros.

—¿Por qué no estarlo? —contesté, mirando a todos lados, menos a Jake.
Probablemente sabía la razón exacta para mi feliz, y satisfecha, cara—. Así que, Jake, ¿hay algo que quieras contarme? —Me burlé, sentándome al lado suyo.

Negó con la cabeza, luciendo confundido.

—No. ¿Debería haber algo? —preguntó, levantando una ceja con recelo.

—Tú, enamorándote de mi mejor amiga, ¿tal vez? —sugerí, golpeándolo con mi hombro suavemente.

Se quedó sin aliento, derramó una cucharada de cereal en el mostrador de la cocina, se serenó rápidamente y me sonrió con satisfacción.

—No estoy enamorado tu mejor amiga. Ése es tu trabajo, ¿recuerdas? —dijo sarcásticamente. No podía parar de reírme, ponerse a la defensiva no ayudaba mucho en su caso, si no sentía nada por ella entonces sólo habría estado de acuerdo o hecho algún comentario cachondo.

—Sí, claro. Como digas, Jake. Te estoy vigilando. Sólo no la lastimes —le advertí, tomando un tazón y poniendo un poco de cereal.

Harry entró por la puerta, y me imagino que si mi cara se veía como la suya, entonces probablemente eso era por lo que mi mamá estaba preguntándome porque estaba tan contenta. Sonreía de oreja a oreja.

—Buenos días —saludó, chocando los puños con Jake al pasar.

—Buenos días, Harry. ¿Desayunas? —ofreció mi mamá, levantando un poco de pan.

Asintió, sonriendo agradecido.

—Claro, Margaret, eso sería genial. —Envolvió sus brazos alrededor de mí por la espalda.

—Oye, Ángel. Te extrañé la noche anterior —me susurró.

Oí el “aww” en voz baja de mi madre y traté de no reír.

—Oh lo hiciste, ¿eh? —dije, golpeando su mano, mientras él la movía hacia abajo entre mis piernas por debajo del mostrador.

Rió y se puso a mi lado.

—Por supuesto que lo hice. Me gustó dormir contigo la otra noche. Tal vez tu mamá me dejará dormir con ustedes de ahora en adelante —dijo, mirando a mi mamá esperanzado.

—No presiones, Harry —replicó ella, rodando los ojos.

Él se rió.

—Oye, ¡valía la pena intentarlo! —indicó, acomodando mi cabello detrás de mis orejas y mirándola un poco avergonzado.

—Siempre fuiste descarado —murmuró mi madre, sonriendo mientras ponía tres rebanadas de pan tostado en frente de él.

—Estaba preguntándole a Jake sobre su enamoramiento con Kate —le conté a Harry, queriendo cambiar el tema de mi vida sexual y él durmiendo en mi cama.

Le había hablado a Harry acerca de Jake y Kate la noche anterior. Me dijo que no había notado nada, pero que iba a observarlo hoy por mí.

—No estás enamorado de una de dieciséis años, ¿verdad Jake? ¿Qué clase de chico de dieciocho años podría siquiera ver a una de dieciséis de esa manera? —Harry preguntó, fingiendo un shock, usando las palabras Jake de un par de semanas atrás.

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